Compatibilidad energética de los alimentos con la de los órganos, meridianos y chakras.

Hígado – Vesícula Biliar: 

Ambos órganos están en la mitad derecha del cuerpo, cargados con energía ascendente de la tierra. 
Los alimentos con energía suave ayudan a energizar el H y la VB: cebada, trigo, arroz, pan ácimo, harinas integrales (con medida), verduras con hojas, zanahorias, nabos, miso, diente de león, cebollino, fruta fresca (muy poco), malta de cebada.

Corazón – Intestino Delgado:

Los alimentos con energías extremas son nocivos para estos órganos, ya que los alimentos animales pueden atascar la circulación con grasa y colesterol. Las consecuencias pueden ser un infarto cardíaco, un ACV, arterioesclerosis, etc. Como signo externo se produce un endurecimiento de la punta de la nariz, inflexibilidad y dureza corporal, piel seca y dura. El exceso de alimentos yin, azúcar, helado, refrescos, chocolate, harinas blancas, debilitan el músculo cardíaco y los vasos sanguíneos, produciendo prolapso de la válvula mitral, hipertensión, agrandamiento del corazón, fatiga, astenia, hipotonía muscular, enrojecimiento de la piel por dilatación capilar.
Nuestro tracto digestivo está diseñado para digerir vegetales. Nuestros intestinos, largos y retorcidos, favorecen que los alimentos animales se disgreguen en bacterias tóxicas y compuestos como el amoníaco, pero éstas, en gran cantidad, desplazan las bacterias adecuadas mientras las grasas saturadas se atascan en los capilares de las vellosidades, disminuyendo la absorción. Los alimentos expansivos dilatan las vellosidades en forma crónica, de modo que la persona requiere cada vez mas alimento para obtener menos nutrientes. Tenemos entonces una obesidad con deficiencia nutricional. El maíz es el cereal que restaura el equilibrio del C – ID, igual que el pepino, verduras de hojas grandes, repollo, productos frescos de granja y huerto. Las algas, con su alto contenido mineral, dan fuerza y flexibilidad al sistema circulatorio (kombu), también los productos vegetales marinos, alimentos fermentados naturalmente: escabeches, chucrut, ciruela umeboshi, soja fermentada, miso.

Páncreas – Bazo – Estómago:

El páncreas y el bazo tienen estructura sólida y compacta, energizada por energía descendente del cielo, en el lado izquierdo del cuerpo. El estómago es hueco y expandido, complementario de los otros y alimentado por la misma energía. Los hidratos de carbono complejos tienen energía descendente constructiva: cereales, legumbres, verduras dulces naturales, zanahorias, cebollas, algas, castañas, mijo, arroz integral. El sabor dulce se desea en forma instintiva, equilibra la circulación y su fuente está en los productos ya mencionados, que serán la mayor parte de la dieta. Los otros sabores (salado, amargo, agrio, picante), se usaran moderadamente, sólo para resaltar el sabor.
Los azúcares refinados y procesados, requieren gran cantidad de procesos para extraer su dulzor.

Hidratos de Carbono y Diabetes:

Los islotes del páncreas contienen tres tipos de células:
•Pequeñas, que segregan insulina, son yang,
•Más grandes, yin, segregan anti – insulina,
•Intermedias, que favorecen el equilibrio.
Si las células pequeñas se expanden, debido al exceso de comidas y bebidas yin, disminuyen su secreción y aparece la diabetes. Si se afectan las células yin, volviéndose más compactas, se produce hipoglucemia. El cuerpo necesita hidratos de carbono para obtener energía, para lo cual debe recurrir a los elementos más complejos, los polisacáridos: arroz integral, zanahoria, calabaza, glucosa. Los disacáridos y monosacáridos son más simples, más yin, más dulces, produciendo gran efecto expansivo en el cuerpo, lo cual lleva a la acidez de los jugos intestinales, la saliva, las hormonas. El diabético no debe recurrir a una dieta proteica, ya que éstas son yin, evitando la leche, frutas, miel, azúcar refinado. Debe utilizarse cereales de piel dura, como el mijo amarillo, sal marina natural, algas marinas, aceite de sésamo tostado, hojas de zanahoria, etc.

Pulmones – Intestino grueso:

Estos órganos son sensibles a los extremos yang, incluida la carne, huevos, queso, aves, cuyos nutrientes son inestables, se descomponen rápidamente en toxinas y bacterias creando problemas intestinales. Los minerales, proteínas vegetales, polisacáridos de las plantas, son muy estables y se conservan naturalmente. En épocas antiguas, se consumía gran cantidad de fibras menos alimento animal, lo cual se invirtió en el presente, explicando el incremento de enfermedades coronarias y degenerativas, como el cáncer. El consumo excesivo de azúcar, helado, frutas tropicales, tomates, patatas, medicamentos, hacen que el intestino se hinche y afloje, perdiendo capacidad para desplazar las heces y eliminarlas, con estreñimiento crónico. La leche, derivados lácteos, azúcar, producen acumulación de un moco espeso en los pulmones e intestino, con disminución de la absorción de oxígeno y eliminación de toxinas, llevando a la anemia, piel ajada y seca. El arroz integral se corresponde con la energía metal de P – IG. Su consumo disminuye el colesterol. No debe consumirse en exceso la harina obtenida de los cereales y horneada, porque se estanca en el intestino.

Sobre la autora
Klga. Susana Berman
Directora de Unidad Kinésica Integral – www.uki.com.ar

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