Cuando hablamos de desintoxicar o ayunar nos estamos refiriendo a la posibilidad de “purificar” o “limpiar” el cuerpo en sentido amplio; esto es, librarlo del exceso de toxinas físicas, mentales y emocionales.

El 21 de septiembre es el equinoccio de primavera pero un tiempo antes ya  puede sentirse un  cambio a nivel energético. Se puede observar en los “botones” o brotes de los árboles, allí un nuevo ciclo de la naturaleza comienza a expresarse.

La Medicina Tradicional China piensa el mundo a partir de un sistema de cinco elementos.  La primavera está regida por uno de ellos, la “madera” y su movimiento es la expansión, el crecimiento. Así como se puede ver claramente el despertar del mundo vegetal, en las personas sanas el movimiento es idéntico: hay un despertar de la vitalidad, un sentimiento de expansión, una necesidad de salida al exterior, un deseo de aire y sol.

En el cuerpo humano el hígado representa al elemento madera  y junto a la vesícula biliar son los órganos más afectados en esta época del año.

El hígado es el órgano más grande del cuerpo y esencialmente almacena y distribuye la nutrición, está implicado en la formación y descomposición de la sangre y filtra las toxinas (materiales inutilizables) de la corriente sanguínea.

Es habitual encontrar al hígado sobrecargado en esta estación, porque durante el invierno tendemos a una alimentación más pesada y calorífica para obtener calor. Pero si con la llegada de la primavera el hígado se mantiene sobrecargado, su capacidad de desintoxicar la sangre va a ser menor, produciendo diversos problemas agudos y crónicos o simplemente no permitiendo acompañar la vitalidad propia de este momento.

Sensación de debilidad, cansancio, presión sobre los ojos, dificultad para levantarse de la cama, visión levemente nublada o mal humor son síntomas típicos.

Si abordáramos la limpieza de nuestros cuerpos del mismo modo en que acostumbramos a hacerlo con nuestra casa o nuestro auto, resultaría pues imprescindible una puesta a punto cada tanto, mínimo una vez al año. De considerarlo así, la estación ideal es la primavera.

Esto forma parte de la tradición de la medicina natural. Además no es casual que a lo largo de la historia de la humanidad las dietas de desintoxicación o ayunos se hicieran en esta época. Los ayunos religiosos practicados por distintas culturas coinciden en primavera y muchas culturas lo han utilizado para el rejuvenecimiento físico y para promover la vitalidad.

Puede ser practicado por personas de todas las edades y con distintos problemas de salud pero también como medicina preventiva.  Solamente está contraindicado en personas con trastornos de la alimentación (anorexia y bulimia) o metabólicos (diabetes) y en mujeres embarazadas o en período de lactancia.

Hay muchas y distintas modalidades de hacer un ayuno, sin embargo, para llevar a cabo una desintoxicación profunda durante un período largo es recomendable una supervisión especializada. Se deberá tener en cuenta que no sólo se trata de dejar de comer durante algunos días, sino que presupone un proceso conciente y responsable. Requiere un trabajo previo que consiste, en principio, en una preparación del cuerpo y en reflexionar acerca de lo que queremos lograr y lo que haremos una vez finalizado el ayuno.

Es un buen momento para analizar el estado de las cosas, evaluar qué es aquello que se desea eliminar, tanto del entorno como de su interior, y comenzar una vez más ¿Qué es necesario soltar para andar más ligero? ¿Qué necesito expresar? La energía nueva disponible bloqueará el sistema si no tiene espacio.    
Es aconsejable acompañar este proceso con algún tipo de terapia corporal,  en el sentido de ponerse en movimiento y recibir a los días más largos con masajes, trabajos de relajación y entrenamientos de energía. Ayuda a abrir el cuerpo y la mente.

Los efectos individuales del ayuno integral son muy gratificantes, produciendo la pérdida de peso necesaria, claridad mental, cambios dietéticos, mayor vitalidad y entusiasmo por la vida.

Es un proceso que aumenta el conocimiento del funcionamiento corporal de cada uno, sus específicas necesidades y tolerancias; esto promueve la transformación de los hábitos alimenticios desde una escucha interna, antes que desde un “deber ser” saludable.

Otro logro importante es el fortalecimiento en el plano psicológico, pues no sólo es un ejercicio de autoconocimiento sino  que además atravesar un ayuno potencia la voluntad propia del adulto.

Habilitando la apertura espiritual, el ayuno alimenta el alma.   

Sobre la autora
Lic. Marcela Rodas

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