Paleta de pintor

¿Pero de qué trabajás? 
Pequeña reflexión sobre el estatuto de los artistas en nuestras tierras.

Ah, sos músico, ¿pero de qué trabajás?
Ah, sos pintor, ¿pero de qué trabajás? 
Actor, escritor, alfarero, clown, poeta….y siguen las firmas, pero la pregunta, en nuestro país, es siempre la misma. Puede hacerla un empleado de la aduana, una secretaria, un padre, una madre…y a veces hasta los propios artistas se la hacen. 
¿Es así? ¿Tiene que ser así? ¿Por qué es así?
¿Por qué no se le pregunta lo mismo a un ingeniero, a un médico o a un albañil? 

La carrera de un músico en el conservatorio dura 11 años (sí, leyeron bien, 11 años). La selección por concurso que se hacía en una época para entrar a la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón era tan exigente como el examen de la Facultad de Medicina. Y los artistas siguen, todos, todos los que yo conozco, estudiando e investigando toda la vida. Nunca terminan de estudiar, de aprender, de probar, de ensayar. Cualquiera que haya intentado alguna vez hacer un cuenco de cerámica sobre un torno, poner tres acordes seguidos sobre una guitarra o pintar un cuadro sabe la enorme cantidad de detalles y dificultades que hay que superar para poder hacerlo mínimamente bien. Sin hablar de lo que luego puede ser hacer arte, comunicar lo que uno siente a través de una forma, un color o una melodía, etc.

¿Por qué entonces todo el esfuerzo y la dedicación que ponen los artistas profesionales en sus tareas no bastan para que se considere que están trabajando, que su trabajo es digno de ser valorado y remunerado como cualquier otro?

“Tocáte algo…”, “¿no me regalás ese cuadro que me gusta?”…Si total…

Quizá una de las razones de esta falta de valorización resida en el preconcepto de que los artistas “aman lo que hacen” y “lo hacen porque les gusta”. ¿Pero a alguien se le ocurriría no pensar en pagarle a un cirujano porque es un excelente cirujano apasionado por su trabajo? ¿A un plomero acaso? Supongo que no.

Se me dirá que el plomero arregla muy concretamente la canilla y nos alivia instantáneamente del castigo de oírla gotear cada noche. Se me dirá que el cirujano nos extirpa una vesícula que nos molestaba muchísimo y el alivio es inmediato y tangible. Entonces lo valoramos, es real, es tangible. Por supuesto que, en el vigoroso mundo material en que vivimos, el arte no nos sirve para mucho a primera vista. Pero si es por seguir refutando alegremente, propongo reflexionar un momento. Detenerse un momento y pensar si la música no nos alivia esas canillas del alma que a veces gotean lagrimones, si la vista de un bello cuadro o de una forma simple no nos conecta a veces con vesículas que no duelen, con interiores nuestros que ni siquiera conocemos….

Entonces el arte “sirve”, como siempre le ha servido al hombre, para trascender un poco la materialidad de la vida, para poder imaginar ese jabalí que no pudo cazar, para recordar el rostro de alguien que ya no está, para vibrar un ritmo de la infancia. Para sentir algo que no se compra, que no se tiene, que no se explica. Hubo épocas y hay países todavía en donde el trabajo del artista (y del artesano también) es valorado como algo especial, donde ser artista y conocer los secretos de un arte tiene algo de sagrado. Quizá no sea necesario tanto como eso. Simplemente el reconocimiento de lo que hacen. No la fama y la tapa de la revista Gente, sino la ausencia de esa molesta pregunta inicial, una retribución justa por su trabajo y un poquito así de respeto por las horas que dedican para ponerle algo de magia a este mundo en que nos toca vivir.

Sobre la autora:
Marcela De Grande
marceladg@gmail.com

Integrante del Centro Cultural Cooperativo 
El Colectivo 
Que funciona en el barrio de Villa Urquiza desde el año 2000. Es un proyecto de enseñanza y producción artística y un proyecto humano de encuentro a través del arte y la amistad. Además de los cursos y la programación de espectáculos, se realiza allí una peña interdisciplinaria todos los segundos sábados de cada mes desde hace 5 años. A partir de las 22.30hs y con entrada libre y gratuita.

Más información: ccelcolectivo@gmail.com

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