Mujer relajada tomando una taza caliente junto a un árbol de navidad, fin de año

Los últimos días del año parecen exigirnos mucho más. Tantas cosas por terminar, tan poco tiempo. Nos olvidamos de que en el esquema más amplio, el tiempo realmente no existe, y sólo podemos vivir la infinita eternidad del momento en el que estamos.

No necesitamos correr más, tener más o llegar a cumplir una lista de objetivos para estar en paz con nosotros mismos.

El estrés es la respuesta que da nuestro ser a las situaciones ante las cuales no podemos responder en forma satisfactoria (o no queremos aceptar que las cosas no se adapten a nuestros planes).

Algunas de las Flores de Bach que han tenido excelente respuesta en casos de estrés son:

Impatiens: Para los que quieren apurar a todo y a todos. No aceptando el ritmo natural de los acontecimientos, intentan forzar las situaciones buscando resultados instantáneos.

Beech: Para esa necesidad de juzgar todo lo que no es «como nosotros». Esa crítica que se convierte en veneno, no sólo para quien la recibe sino, y fundamentalmente, para quien la emite.

Mimulus: Ayuda a disipar o arrojar luz sobre esos pequeños miedos cotidianos que no nos permiten entrar de lleno en la danza de la vida.

Y la otra cara del estrés es el agotamiento. Tanto esfuerzo para cumplir con todo lo que la socialización nos programó, en un absurdo plan de trescientos cincuenta días de esfuerzo para quince días de relajación. Por causa de nuestra participación en ese plan sentimos, llegadas determinadas épocas, que ya no podemos más. El trabajo debería ser una oportunidad de expresar los colores del alma, de materializar nuestro amor, y de aprender. Todas cosas energizantes y divertidas, pero lejanas a nuestra mirada. Esto provoca desgaste y cansancio.

Algunas de las Flores de Bach que nos enseñan sobre el equilibrio entre actividad, reflexión y reposo son:

Hornbeam: Para los que sienten que no tienen suficiente fuerza mental o física para soportar la carga de la vida. Los asuntos cotidianos les parecen demasiado pesados para llevarlos a cabo.

Oak: Para quienes emprenden sus tareas fundamentándose en la resistencia. Resistir desgasta, en oposición a fluir que reordena las energías en forma automática. Sin embargo el roble nos muestra esa resistencia impasible, que se ríe de la inmensidad de los desafíos que se le enfrentan.

Olive: Para el cansancio extremo. Si no podés seguir leyendo porque se te cierran los ojos, pensá en este floral.

Rock Water: Para soltar esa exigencia que mencionaba al principio, esa lista de «deberías» que nos hace ser demasiado rígidos con nosotros mismos. También podemos soltar todas las obligaciones y tomar una tarde para caminar sin motivo ni explicaciones.

¿Qué les parece?

Sobre el autor
Eduardo Londner
Presidente de la Fundación Latinoamericana de Terapias Naturales
elondner@londner.com.ar

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