Desde el principio de los tiempos vida-muerte ha sido algo con lo que los hombres estamos en contacto. Nuestra educación se ha centrado en la vida, en sus etapas. Por temores o por no saber bien como hablar del tema, la muerte fue dejada de lado, negada, ocultada y muchas veces padecida como algo terrible o malo.

Actualmente y en nuestra sociedad, esta negativa se hace más fuerte, donde no solo la muerte es negada sino también todo posible cambio natural que nos lleve a pensar en ella, así pues, muchos de nuestros líderes de opinión se niegan a envejecer, proliferan productos que prometen alargarnos la vida, evitar el dolor o mantenernos jóvenes por siempre sin esfuerzo alguno.

Lamentablemente aunque vivamos en una permanente negación, tarde o temprano nos contactamos con la muerte cuando nos golpea la puerta y tenemos un hecho doloroso en nuestro entorno aunque incluso muchas veces ahí también la neguemos.

Hay que reconocer que en los ámbitos escolares también fallecen personas por diferentes circunstancias. Brindar información clara y precisa, sin ser alarmistas y dejando abierta líneas de escucha ayudarán a que, entre todos, podamos empezar a hablar de la vida y la muerte.

Dentro de un marco de la psicología, pero no exclusivo de ella, surge en la década del 70, el concepto de la “Nueva Tanatología”. Idea que prendió rápidamente en distintos lugares del mundo, principalmente en España y México donde se preparan personas para encarar el tema muerte-duelos-vida.

Nace así la formación como Tanatólogo, que aún hoy en la Argentina no tiene título oficial, pero que define aquellas personas que tienen una capacidad para abordar sanamente esta temática. Dentro de los tanatólogos se encuentran psicólogos, médicos, enfermeros, docentes, abogados, religiosos y todas aquellas personas que por su ubicación dentro de la sociedad toman contacto con la muerte en sus distintas variantes.

Dentro de la tanatología, si bien el tema es la muerte, la base es llegar bien a la muerte con la mejor calidad de vida, es allí donde se detiene fuertemente en la valorización de la existencia y conecta con el aprender a disfrutar de la vida, hablamos acá de tomar concreto concepto de “calidad de vida”. Al hablar no sólo de duelos por muertes, sino de todos aquellos hechos que vivimos como pérdidas. Estar conectados a la vida y buscar de una manera resiliente las salidas a los problemas nos aleja de pensamientos que puedan llevarnos a provocarnos nuestro propio fin.

En este sentido, la nueva tanatología se toca con la psicología positiva, ya que al hablar de calidad de vida debemos poder preguntarnos sobre las cosas que nos ocasionan bienestar emocional y así poder incorporarlas como herramientas en el proceso del duelo. La educación, en todas sus variables y modalidades, no escapa de aquellos hechos que hablan de la vida y la muerte. Introducir la temática dentro de un ambiente cuidado aporta herramientas para abordar la cultura de la buena calidad de vida, del buen vivir y desde allí atender a las diversas muertes que pueden afectar directa o indirectamente el ámbito escolar. La elaboración de los duelos es un proceso necesario en todos los ámbitos de la vida, brindar herramientas a docentes, para que estos estén más preparados para acompañar y contener a niños y adolescentes es una tarea importante a desarrollar ya que a través de ella estamos educando para la vida, fortaleciendo valores de respeto, compañerismo, aceptación y manejando el mecanismo de tolerancia a la frustración. O sea, un buen acompañamiento en un duelo es un buen acompañamiento para la vida.

Sobre los autores
Profesor Javier Lamagrande.
Javierlamagrande@yahoo.com.ar
Licenciado Jorge Dominguez
yor132003@gmail.com
Acompañiamiento terapéutico para el duelo – Pcia. de Mendoza

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