La manzana, suave y ligera, es una gran fruta preventiva. Además de actuar como un bálsamo digestivo, depura y ayuda a regular el colesterol.

La manzana aporta principalmente hidratos de carbono en forma de azúcares (12,5%), en su mayor parte fructosa y, en menor proporción, glucosa y sacarosa. Contiene muy pocas proteínas y grasas. Entre sus vitaminas destaca la C: una manzana puede cubrir el 30% de las necesidades diarias. También aporta algo de vitamina E (0,32 mg/100 g), potasio (140 mg) y fósforo (10 mg), aunque todo ello en pequeña proporción. Poder preventivo: Comer dos o tres manzanas diarias durante varios meses resulta muy eficaz para regular el nivel de colesterol. Por un lado, la pectina absorbe las sales biliares en el intestino, una de las materias primas a partir de las cuales el organismo fabrica colesterol. Por otro, los flavonoides inhiben la agregación plaquetaria, con lo que se reduce el riesgo de infarto de miocardio. La manzana disminuye asimismo la tendencia a la formación de cálculos biliares.

Para los diabéticos la manzana es ideal por dos razones: una buena parte de su azúcar está en forma de fructosa, que no precisa de insulina para entrar en las células y, en segundo lugar, la pectina ayuda a regular la liberación de azúcares, lo que permite que su paso a la sangre sea lento y progresivo.

Investigación:
Equipo de Redacción TodoSalud

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