Las alergias son un motivo frecuente de consulta médica, especialmente en niños, y es bastante habitual que se consulte a un médico homeópata por este motivo.

¿Qué significan las alergias desde la comprensión homeopática? En Homeopatía hablamos de la Ley de curación, que señala entre otras cosas:

En un proceso de curación verdadera los síntomas, que representan la expresión del desequilibrio de la energía vital, van desplazándose de adentro hacia fuera, de los órganos centrales a los de menor compromiso vital como la piel y las mucosas.

Un paciente asmático comienza un tratamiento, mejora el asma y empieza a tener alergias cutáneas. Desde el punto de vista homeopático es una buena evolución, está cumpliendo con la ley de curación. El desequilibrio de la energía vital en un órgano interno, el pulmón, desplazó su manifestación hacia afuera, a la superficie, a un sector de menor compromiso vital como es la piel.

Este proceso dinámico se produce cuando el organismo retoma las riendas de la curación. La alergia cutánea es en este caso una instancia transitoria, que se da naturalmente, de adentro hacia fuera, y solo se afecta cuando se interviene sin respetar este proceso.

Si en un paciente que sufre alergias cutáneas, recibe un tratamiento x, desaparece la alergia cutánea y al tiempo se vuelve asmático, está haciendo el proceso inverso a la curación. Está internalizando el desequilibrio de su energía vital desde un sector superficial hacia uno más profundo y de mayor compromiso vital.

Esto se conoce en Homeopatía como supresión.
Nada se encuentra aislado en el organismo, ni en el cosmos, y existe un hilo conductor entre las cosas.

Entendamos que ese síntoma molesto identificado como alergia, es el esfuerzo del organismo en su conjunto para localizar el desequilibrio de su energía vital de la forma mas adecuada posible, es decir superficialmente, y en consecuencia, el tratamiento debe ayudar en el mismo sentido.

Hay veces que las alergias no revierten rápidamente, por distintos motivos.

La persistencia del síntoma “alérgico”, con buena evolución del resto del sujeto a nivel físico y mental habla que esa manifestación superficial funciona como un drenaje y hay que darle tiempo para que elimine lo que debe sacar afuera.

Es una señal, como un marcador en el tablero de un auto, que nos alerta que algo aún no está bien.

Si con antialérgicos desaparece la alergia cutánea de un niño y sin que medie otra circunstancia, éste comienza a manifestar un carácter irritable, mala conducta en la casa y el colegio, se realizó una supresión. El niño está en realidad peor que antes, se profundizó el desequilibrio, trasladándose hacia un lugar de mucha mayor jerarquía, la mente.

Sintetizando, los niños expresan frecuentemente síntomas alérgicos porque poseen organismos sanos cuya reactividad los lleva naturalmente a expresar hacia la superficie la señal de un incipiente desequilibrio en su energía vital, en respuesta a un mundo cada vez más contaminado y agresivo, y en concordancia con la ley de curación.

Tomemos esas señales para ayudarlo a completar la curación que el organismo ya inició, no para maquillar y suprimirlo. Nos preguntarnos cómo es posible que cada vez sean más frecuentes enfermedades graves en niños y jóvenes. La cultura de la supresión es responsable en una infinidad de casos. Esto lo alertaba Hahnemann, creador del método homeopático, hace ya doscientos años.

Sobre el autor
Dr. Pablo Korovsky
Médico, Homeópata Unicista, Psiquiatra, Docente y autor de dos libros sobre Homeopatía.
pablokorovsky@hotmail.com

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