Él lo llama “Escuela para la vida” o “Educación para la vida”. Reportaje a Guillermo Yamiz (*) – Asesor en Macrobiótica

¿Por qué consideras el alimento como de vital importancia?
-Porque es la materia prima de nuestra sangre, es el sostén, la “raíz”. Quien no se alimenta necesariamente podrá tener problemas. Hay que saber separar lo necesario de lo deseoso, lo indispensable de lo dispensable.

¿Y cómo lo logramos?
-Con instinto, el instinto es maravilloso, está dentro de todo ser humano. Lamentablemente la gente se alejo de eso. Fijate que lo primero que hace un bebe es buscar el pecho de su madre, ¿Quien le enseño a hacer eso?, ¿Vino con un libro bajo el brazo?, ¿Con un titulo de algo?, ¿Con una licenciatura?, ¿Qué esta buscando ese ser?, está buscando alimento, lo necesita, es instintivo, sabe respirar, y eso también es alimento, y si observas a un bebé, verás que su respiración es profunda, diafragmática, no pulmonar, es una maravilla.

¿Cómo desarrollamos la intuición, entonces?
-Dejando de “intelectualizar” exageradamente. Así es como puede aflorar la intuición o mejor dicho, resurgir, ya que esta latente en nosotros. El excesivo “razonar” trae problemas a la mente.

¿Por qué fuimos perdiendo eso?
-Por los condicionamientos de la sociedad, a los niños se les dice tantos “no” que lo tienen tan grabado en sus psiquis que cuando llegan a adultos no pueden salir de su negatividad, y eso trae aparejado, insatisfacción, malestar, angustia y enfermedad. El niño absorbe como una esponja, aprenden por imitación, copiando primero a los padres. Por eso es de vital importancia saber educar con criterio y sensibilidad a los niños, no con gritos o retos. No olvidemos tampoco que la educación comienza antes de la concepción y la etapa embrionaria, donde la mujer juega un rol de suma importancia debiendo tener un gran sentido de la autoresponsabilidad.

¿Debe haber una alimentación diferente para un hombre y una mujer?
-Seguro. El hombre difiere de la mujer y viceversa. La mujer es más sensible por naturaleza, sensibilidad es fortaleza, siendo más fuerte por dentro. Fisiológicamente está preparada para la procreación, para dar vida, también está lo hormonal, su sistema nervioso más delicado, es por ello que la mujer se inclina por los dulces y las harinas excesivamente, es como que les calma esa fuerza interior, esa fuerza que muchas veces produce ansiedad. Para compensar esto la mujer debe aprender a serenarse, a alimentarse con criterio, sensibilidad y responsabilidad, como así también debe aprender a zen-tarse, y a respirar, así va a poder zen-trarse y a aprender a actuar por instinto, desarrollando zen-sibilidad. En cambio el hombre es más limitado por dentro, el es más fuerte por fuera, por ello se inclina por los alimentos como la carne y la sal. Lo bueno sería darse cuenta de todo esto, aprenderlo criteriosamente.

¿Qué recomendación les darías a aquellos que quieran mejorar?
-Que desarrollen esas cuatro libertades que tenemos, que son un regalo maravilloso y que debemos aprovechar cada día, aprender a: *alimentarse, *respirar, *pensar, y *moverse. Son tareas que cada uno debe hacer por sí mismo, es muy importante el autoconocerse, saber de donde venimos, que hacemos aquí, quienes somos, cual es nuestro destino. Pocos se preguntan esto, yo lo llamo educación para la vida; y que puedan enseñarles esto a los niños.
Para finalizar les dejo tres frases: *Paz y buenos alimentos para todos los niños del planeta, *Que del cielo lluevan gotas de ternura y que las estrellas iluminen las almas, para todos los niños del planeta. Y una más: *Conciencia y responsabilidad para todas las futuras madres.

(*) Guillermo Yamiz es Director de la Revista Eclipse y responsable de Productos El Duende. 
Para más información: elduendeva@yahoo.com.ar

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