Para cambiar algo primero necesitamos conocerlo, delimitarlo, saber de qué se trata, qué es lo que queremos cambiar. Y qué no tenemos y qué necesitamos para poder hacer ese cambio. Esto que necesitamos son los soportes, los recursos que tenemos que movilizar para poder cambiar. Un buen cuenteo de estos recursos es lo primero que necesitamos organizar, como una preparación para la acción.

Pongamos un ejemplo:
Supongamos que una persona necesita viajar. Sus recursos son el pasaje, pasaporte, visa, valija, y saber donde se alojará al llegar. También el dinero necesario. Son medios para lograr un objetivo.
De la misma manera si una persona quiere cambiar su forma de vincularse con la gente, primero necesita saber cómo es aquello que no le sirve, conocer aquello que quiere cambiar, y luego determinar qué necesita para hacerlo.
Muchas veces necesita escucha, cuidado, amor, comprensión.
Hasta acá esto parece una terapia racionalista. Sin embargo otra de sus características es la inclusión de lo emocional o afectivo que está escondido, por así decir, en el cuerpo, en la postura, las tensiones, los gestos del momento presente.

Por lo tanto prestar atención a lo que está pasando corporalmente, es otro de los puntos de importancia, pues es en el cuerpo donde aparecen y se sienten las emociones.

Un recurso quizás novedoso por el que se conoció erróneamente a la terapia gestáltica es el ejercicio denominado de la silla vacía. Digo erróneamente pues algunos creen que solo esto la caracteriza, y en realidad es solo una de las experimentaciones posibles de realizar.

Consiste en que en ciertos casos, por ejemplo si tengo un conflicto con una persona, o aún un síntoma físico, puedo poner frente mío una silla e imaginar que está ahí la persona que me conflictúa, y mantener un diálogo con ella en tiempo presente, imaginando que está acá conmigo, y luego ponerme en su lugar e imitando su postura – pues la postura y las emociones van juntas – contestarme y así enterarme de cosas que no se me habían ocurrido respecto a los puntos de vista del otro, además de los míos.

A ésta altura de mi exposición me pregunto ¿Podría explicarle lo que es el fútbol a alguien que nunca jugó ni vio un partido? Decirle que once jugadores de cada lado tratan de patear una pelota al arco opuesto, etc., ¿Hacen comprender el fútbol al que nunca lo experimentó?

Pues bien, la terapia gestáltica es experiencial, vivencial. Es necesario jugar algún partido o recurrir a una experiencia para recién comprender. Después de esta introducción están invitados.

Sobre la autora
Lic Mabel Allerand
Directora del Centro Estudios Gestáticos
allerandmabel@yahoo.com.ar 
www.a-mabel-allerand.com

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