Salud y complementos
Dormir es una necesidad biológica imprescindible para la vida. Tanto para el ser humano como para la mayoría de los animales. Porque es durante el sueño, cuando nuestro cuerpo se recupera de la actividad diaria. La falta de sueño puede por lo tanto llegar a provocar desequilibrios en nuestro organismo y afectar, como consecuencia, nuestro estado de ánimo y emocional. Sabemos que el sueño no es un proceso lineal y único sino una sucesión de ciclos o fases. Cuatro de ellas denominadas “Sueño no REM”, durante las cuales parece producirse el descanso y la restauración física y una conocida como “Sueño REM” en la que más ensoñaciones se producen relacionadas con las reestructuración de la psique y la memoria. Estas fases se van sucediendo cada 90 minutos aproximadamente. La falta de sueño puede por lo tanto llegar a provocar desequilibrios en nuestro organismo y afectar, como consecuencia, nuestro estado de ánimo y emocional. En cualquier caso, el sueño y la fatiga durante el día son siempre un síntoma, una señal que nos dice que algo no marcha bien y que se traduce en dificultad para dormir, no poder mantener el sueño a lo largo de toda la noche, despertarse demasiado pronto o, habiendo dormido, tener la sensación de que no se ha descansado. Todos ellos suelen definirse como insomnio. No hay una norma estricta de horas de descanso para todo el mundo: cada persona debe dormir, sencillamente, las horas que necesite para sentirse despejado y descansado al día siguiente. Y si bien la mayoría de los adultos lo consigue durmiendo entre siete y ocho horas hay quien no necesita más de cinco y quien precisa diez. Algo que varía, en cualquier caso, a medida que cumplimos años porque cuanto más viejos somos, menor es nuestra capacidad para mantener el sueño de forma continua y menor la profundidad del mismo. Y, consecuentemente, nuestro descanso físico y psíquico también disminuye. El problema del insomnio ha alcanzado proporciones casi epidémicas en los países occidentales hasta el punto de que es el síndrome más frecuente después del dolor. En estos momentos lo padece un tercio de la población mundial y lo grave es que si no cambiamos nuestros hábitos de vida la cosa puede empeorar. Cuanto antes se trate el insomnio mejor porque evitaremos que de transitorio pase a ser crónico.
Alimentos a potenciar son la avena, las verduras de hoja verde, la palta, la banana, las semillas y frutos secos, las legumbres, granos integrales sin gluten, algas e infusiones relajantes. A limitar o evitar: el café, alcohol, gaseosas, chocolate, tabaco y cenas grasas y picantes. Hay que cenar unas 2 horas antes de irnos a la cama como mínimo. Cuanto antes se trate el insomnio mejor porque evitaremos que de transitorio pase a ser crónico.
Aliados naturales

  • Plantas con propiedades relajantes y sedantes: la pasiflora, la valeriana, el azahar, la melisa,

la lavanda y la manzanilla.

  • 5 HTP como precursor del triptófano a la serotonina, de

origen vegetal.

  • Vitaminas del grupo B para el sistema nervioso alterado. La Niacina (B3) y Piridoxina(B6),

ya que su deficiencia puede provocar el insomnio y actúan como cofactor del 5-HTP.

  • Calcio, Magnesio y Fósforo como relajantes y antiespasmódicos musculares además de ser, en particular, el magnesio un cofactor del 5-HTP.

“Dormimos en función de cómo hayamos pasado el día y nuestro día depende de cómo hayamos dormido”

  • Esta suplementación debe ser prescrita y supervisada por un profesional de la salud.

Para TodoSalud: Vera Alaniz
Fuente: www.bioecoactual.com
 

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