Han pasado más de 250 millones de años, ese mar se cristalizó y acumuló en los yacimientos montañosos lugares con una concentración de sal cristalizada de variados colores.

En Europa Central, hace más de 400 años, los habitantes más humildes alumbraban y adornaban sus hogares con lámparas de cristal de sal, sin imaginar los beneficios que, para su salud, obtenían de esos hermosos y sencillos ingenios. Para ellos, las lámparas de cristal de sal sólo constituían una simple forma de encerrar la luz de sus velas, destacando una parte de su espectro lumínico. Con el transcurrir de los años, los beneficios que para su salud ofrecían, fueron apareciendo como producto de experiencias y sensaciones, que pasaron a formar parte de la sabiduría popular. Sin saberlo, aquellos pobladores europeos habían descubierto un ionizador natural que, espontáneamente, emitía cargas negativas (iones negativos). Dichas emisiones se incrementaban al calor de las velas, que excitaba los cristales de sal.

En la era acuariana, el flujo magnético del planeta Tierra se ha trasladado desde la cadena montañosa del Himalaya a la Cordillera de los Andes. Estos hechos se suceden cada 500 años y por lo tanto nuestro país está privilegiado al poder ofrecer ahora su sal energética en forma de lámparas. Las que se han ido popularizando en los últimos años.

Los especialistas en Feng Shui recomiendan este tipo de lámparas como armonizador del entorno.  Son un elemento que transmite buen “chi”/energía y se pueden ubicar en zonas oscuras y zonas claves del bagua (como en el área de fama para reforzar el elemento fuego)
Una de las mejores formas de intensificar esta energía vital es utilizar lámparas de sal, una combinación casi mágica de luz y color que, además, equilibra el exceso de iones positivos perjudiciales para la salud gracias a la presencia del yodo salino, que enriquece el ambiente con iones negativos.

Nuestra salud física y mental está influenciada entre otras cosas por la correcta ionización de nuestro entorno. El exceso de iones positivos, producido por la contaminación química y electromagnética, es causa de estrés y puede producir insomnio, migrañas, agotamiento, hipertensión, depresión, agravar el asma y las alergias respiratorias.

Una forma efectiva de conseguir incrementar el número de iones negativos en el hogar pasa, simplemente, por instalar una lámpara de sal que, además, reducirá perceptiblemente los agentes contaminadores del aire. Ellas absorben el exceso de ondas electromagnéticas emitidas por la radio, TV, computadoras y los electrodomésticos en general ayudando a crear una atmósfera sana.

Elaboradas con rocas naturales de cristal salino formadas durante millones de años, cada lámpara es un ejemplar único que varía ligeramente de los demás en su tonalidad y forma.

Investigación para Nous de: Vera Alaniz
Más información:
www.todosaludonline.com.ar

2 Comments

Leave a Reply

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *