En la cultura occidental existe una gran cantidad de mitos y creencias con respecto a la sexualidad, instalados en la mente de muchas personas que generan miedos, dificultades y trabas en lugar de contribuir a una vida sexual rica y placentera.

El rendimiento es lo único que vale en el sexo: 

Nuestra cultura se caracteriza entre otras cosas por la necesidad de logros y la acumulación de resultados. En el caso de las relaciones sexuales, esto se traduce, por ejemplo, en cantidad de orgasmos, “tiempo efectivo” que dura la penetración, la calidad (dureza) de la erección. Esta tendencia lo único que paradójicamente logra es anular la riqueza inherente a la sexualidad, que consiste precisamente en el disfrute del momento, de las experiencias y sensaciones, independientemente del final. El sexo (como la vida) es un viaje, no un destino.

Un verdadero hombre no muestra sus emociones: 

Si las personas, tanto hombres como mujeres, tuviéramos que anular la emocionalidad, estaríamos cercenando una de las áreas más importantes que conforman nuestro ser humano. Todos podemos conectarnos con las emociones y seguir siendo fuertes y poderosos. Tanto hombres como mujeres, además todos los seres humanos tenemos internamente aspectos femeninos como masculinos. Las mujeres suelen decir que un hombre resulta más masculinamente atractivo cuando puede expresar sus emociones, confiando en que será contenido por su compañera. El verdadero poder reside en manifestar quienes somos en realidad y actuar en consecuencia de nuestros sentimientos. 

Lo más importante en una relación es el sexo:

Ciertamente, la sexualidad es un aspecto muy importante en toda relación de pareja, pero no el único. Un vínculo de pareja no se sustenta únicamente sobre la sexualidad. Si no existen otros componentes importantes como el compromiso o la intimidad, es muy posible que la relación no pueda sostenerse. El sexo es, como las otras áreas, un espacio donde se manifiestan tanto las fortalezas como las debilidades de una relación, por lo que hay que prestarle mucha atención, sin descuidar otros aspectos indispensables como la comunicación, el cuidado y la responsabilidad tanto por sí mismo/a como por el/la otro/a. 

Siempre listo. Un hombre siempre tiene que estar dispuesto a tener una relación sexual:

Esta creencia proviene de la asociación que culturalmente se hace acerca de que el varón debe ser y estar siempre sexualmente activo. Tanto hombres como mujeres, a veces tenemos ganas de tener sexo y otras veces no. Y tanto los unos como las otras tenemos el derecho de decir que no si no queremos. No siempre a todo hombre tiene que gustarle la persona que tiene enfrente. Y la sexualidad es un área importante de la vida como para poder decidir cuándo y con quien desarrollarla. El hecho de que un hombre en algún momento decida que no quiere tener sexo forma parte de su derecho a decidir. 

El varón debe llevar y conducir: 

Esta creencia también tiene sus raíces en la cultura y su presunto asiento en la biología (en la que los machos, activos, conquistan y “hacen” mientras que las hembras, pasivas, se dejan seducir y “reciben”). Los roles son perfectamente intercambiables. Y es muy placentero a veces llevar y otras dejarse llevar y algunas veces tomar la iniciativa y otras estar atentos a las propuestas de la pareja.

Fuente: www.senderosdelplacer.com.ar 
Publicado en Planeta GAE Nº 11, Gran Aldea Editores
Sobre la autora: Lic. Verónica Kenigstein
Para más información:
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