Niñas precoces
Decía Sigmund Freud que la madurez es la capacidad de posponer la gratificación. O dicho de otro modo, la facultad de asumir responsabilidades, acumular aspiraciones y tomar decisiones realistas.
Pues bien, las mujeres logran antes ese desarrollo de la personalidad. Este no es uno de esos argumentos tópicos que se esgrimen en los debates de género, sino una afirmación sostenida por la neurociencia. Investigadores de las universidades de Newcastle y Glasgow (Reino Unido) quisieron comprobar la evolución de la red neuronal que se crea desde nuestro nacimiento para acumular información. Ese entramado de células cerebrales se va reorganizando, estableciendo nuevas conexiones y desechando otras poco útiles. En realidad se trata de una ‘operación limpieza’ en la que se preservan sobre todo las redes que conectan distintas partes del cerebro encargadas de tareas diferentes. Ese proceso es crucial para conservar y gestionar la información que nos va llegando.
Ellas son capaces de racionalizar antes. Los científicos que realizaron el estudio tomaron imágenes de la actividad cerebral de 121 voluntarios de edades comprendidas entre los 4 y los 40 años, un periodo en el que tiene lugar la mayoría de los cambios en la red neuronal. Centraron el análisis en las conexiones más ‘largas’, las que enlazan zonas distintas del cerebro, las más complejas, y comprobaron que en las mujeres la organización eficiente de esas conexiones se da en una edad más temprana.
El proceso poniendo como ejemplo a dos personas que intentan comunicarse a varios metros de distancia en una calle concurrida. El ruido que les rodea puede llevarles a intentar hablar a gritos, pero probablemente no oirán lo que se dicen o el mensaje llegará confuso. La alternativa más efectiva sería eliminar el ruido de fondo (la conexiones innecesarias) para establecer una comunicación más directa y clara (la conexiones neuronales largas). Esa forma de racionalizar la información y las experiencias vividas empieza antes en el cerebro femenino. No se trata de tener una mayor inteligencia o capacidad cognitiva, sino de simple evolución bioquímica.
La conclusión es que hasta los 40 años es más probable que las mujeres tomen decisiones o reaccionen ante determinados estímulos de una manera más rápida y racional. Eso también explicaría por qué ellas suelen establecer relaciones con hombres de mayor edad, en los que apreciarían un estado de madurez más afín. Es la misma conclusión a la que llegó Coco Chanel cuando dijo: «Si sabes que la mayoría de los hombres son como niños, no necesitas saber nada más».
Las niñas son más emocionales
Cuando de las emociones se trata, las mujeres son entendidas por excelencia. Parece que el área del cerebro que maneja las emociones, el hipocampo, es dos veces mayor en las niñas. Además el cerebro femenino trabaja ambos hemisferios lo que hace que las niñas sean más sensibles y perciban más; en cambio los niños sólo utilizan un hemisferio.
Además, estudios realizados con neuroimagen muestran que las niñas tienen una conexión mayor con las áreas del cerebro que controlan los impulsos y el juicio, y que la logran durante la niñez. Sin embargo, los niños pueden lograr esta conexión recién en la adolescencia, o quizás más adelante.
Los padres deben ayudar en el proceso hacia la madurez
Es importante que los padres, y también, por qué no, los abuelos, demos lo mejor para ayudar a los hijos a desarrollar algo tan importante como es el cerebro que nos hace sentir, pensar y, como acabas de leer, también madurar.
Se aconseja que los padres de niños le presten atención a las necesidades de los pequeños desde muy temprana edad para que puedan desarrollar sus emociones y manejar la plasticidad neural. A los padres de niñas, en cambio, se les aconseja que animen a sus princesas a romper con los estereotipos de género que muchas veces no las dejan, y ya desde la niñez, desarrollar completamente su potencial.
¿Qué pensamos si alguna mujer desobedece a esta estructura socialmente impuesta? La sociedad la ve como una mala mujer, mala madre etc.
En cambio al hombre se lo ve como el que tiene que ser más impulsivo, menos cariñoso, más inmaduro, es decir, todo lo contrario a la mujer. No se lo reprime tanto como a la niña, ya desde pequeña.
Investigación de Vera Alaniz para TodoSalud
Fuente: www.elmundo.es

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