La familia es lo permanente, estaba antes de que llegáramos, le pertenecemos mientras vivamos y seguirá existiendo después de nosotros.
Es una generación de vivos, que caminan como mínimo con dos generaciones de muertos a la espalda hasta la línea de meta, donde le toca subirse a la espalda de la siguiente generación de vivos.
¿Por qué tendría que prestar atención al pasado?
Desde muy pequeños aprendemos la historia de nuestro país y de nuestra cultura; sin embargo resulta muy curioso que no prestemos ninguna atención a nuestra historia familiar.
¿Y si ignoro o rechazo a alguna parte de mi familia?
No hay que eliminar a ningún familiar del árbol, pues sería como eliminar un miembro o un órgano de nuestro cuerpo. Hay que integrar el pasado en el presente y asimilar que todo lo que pasó fue útil, todo tuvo una razón de ser.
¿Lo que sano de mi árbol, queda sanado para las generaciones que me sigan?
Si elevamos nuestro nivel de consciencia, eso repercutirá no sólo en nuestros hijos y en los hijos de nuestros hijos, sino también en todas las obras que realicemos y compartamos con el mundo.
¿Todo es negativo en el árbol?
No todo es negativo, también hay un tesoro que deberemos descubrir en el proceso… Hay que entender que con este ejercicio no se trata de volvernos autónomos de nuestra familia, sino de ser capaz de entrar en ella y convertirla en nuestra aliada interior. Lo que me doy, se lo doy al árbol.
¿Cuál es la principal ley del árbol genealógico?
La repetición. Un árbol genealógico es como el engranaje de una maquina que sustituye piezas desgastadas por otras nuevas a las que somete a una función similar. Y es que el árbol pide a los niños que nacen que sustituyan a las ramas muertas, pero en realidad son ramas nuevas que crecen en un sitio diferente. El trabajo a realizar consistirá en identificar y desactivar esas monstruosidades.
¿Con cuantas generaciones se trabaja desde la perspectiva de la metagenealogía?
Cada uno de nosotros está habitado por las tres generaciones que lo preceden, lo que hace un mínimo de catorce personas. Cuando nos movemos llevamos a todo nuestro “clan” con nosotros (Se dice que junto a cualquier persona siempre viajan todos sus ancestros).
¿En qué me convierto si me atrevo a construir el árbol genealógico?
En todo árbol aparece en un momento determinado un héroe, el que lo sana y se sana, aquel que se atreve a construirlo. Hacemos este trabajo del árbol para deshacer la identificación con el clan y poder salir de él. Se sale del yo familiar, para ser el yo auténtico.
¿Qué es lo que puede frenarnos en esa búsqueda?
Las resistencias, como reacciones de defensa. Cada vez que nosotros “movemos algo” nuestro clan también se mueve por efecto del inconsciente familiar que trata de reequilibrar la situación. En muchas ocasiones no queremos cambiar porque nos identificamos más con la identidad que nos dio el árbol que con la propia, porque además, pensamos que si cambiamos van a dejar de querernos o incluso podemos morir abandonados.
¿Cuál es la primera pregunta que he de formularme si quiero construirlo?
Lo primero que tenemos que descubrir es “la trampa” de nuestro árbol genealógico. Preguntarnos ¿Cuál es nuestra finalidad en este momento de nuestra vida? La respuesta apuntará a las prohibiciones con las que cargamos. Si digo que mi finalidad hoy es desarrollar mi creatividad, significa que tu árbol te lo prohibió. En familias muy religiosas, se bloquea la creatividad, porque está asociada al diablo. El inconsciente familiar guarda el recuerdo de la caza de brujas.
Empecemos por el principio, la información que voy a necesitar. Nos centraremos en nuestros hermanos, padres, tíos, abuelos con sus hermanos y bisabuelos. En primer lugar deberemos dedicar un tiempo a la recogida de datos sobre cada uno de ellos.
¿Qué datos básicos he de averiguar?
Nombre y apellidos. Fechas de nacimiento, casamiento y muerte. Causa exacta de la muerte. Profesión. Hijos muertos, abortos voluntarios e involuntarios. Enfermedades y acontecimientos importantes (ruinas, éxitos, divorcios, secretos, anécdotas curiosas, accidentes, cambio de país, cárcel, violación, etc.) Tener una idea de la relación emocional que nuestros padres tuvieron con sus padres cuando eran niños.
¿Es algo cuadriculado?
Las relaciones internas de un árbol genealógico son misteriosas. Para comprenderlas es necesario entrar en él como en un sueño. No hay que interpretarlo, hay que vivirlo.
Investigación de Vera Alaniz para TodoSalud
Fuente: www.planosinfin.com
 

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