Hombre pensativo en los bosques

Todos tenemos recuerdos de momentos en los que hemos experimentado nuestra vida de una manera más plena, profunda y vívida. Quizás estábamos enamorados, o viajando a un lugar nuevo, o pasando por una fuerte experiencia o, simplemente, mirando un árbol por la ventana.

De pronto, el momento se vuelve más claro —el árbol que hemos visto cientos de veces, ahora es vibrante y nuevo. No estamos repasando el pasado o planificando el futuro. Tenemos la penetrante percepción de estar vivos en ese instante. Vemos nuestro cuerpo como parte del entorno —observamos cómo se mueve nuestra cabeza, cómo siente nuestro corazón y cómo piensa nuestra mente. Algo está lúcidamente presente. No es ni un pensamiento ni una emoción ni una sensación física. Estamos vacíos y esto es una experiencia profundamente real.

Entonces el teléfono suena, un perro ladra y los detalles de nuestra vida se apresuran a llenar el vacío. Puede que intentemos volver a capturar ese estado, asombrosamente nuevo y familiar a la vez, pero se nos escapa. ¿Podemos volver a estar otra vez?

¿Cuál es el objetivo de la presencia?

La presencia es el acto de separar el Ser Superior del Ser Inferior. En esos momentos levantamos el velo y vemos a través de nuestro tercer ojo, sin experimentar nuestras vidas a través del filtro del Ser Inferior, con todas sus opiniones y reacciones. Pero esta es una separación momentánea y sólo con esfuerzo y un largo trabajo podemos aprender a prolongar estos momentos y mantener el velo levantado.

Y si un momento de presencia produce tanto, entonces, una presencia prolongada y, sobre todo, un estado de presencia permanente, debe significar un ser completamente distinto; algo que todas las tradiciones espirituales tratan de describir como “iluminación”, “despertar”, “nirvana” y “el Reino de los Cielos”.

Aunque parezca imposible de alcanzar, es accesible ahora. Cuanto más aumentemos nuestra habilidad de estar presentes, más se transformarán nuestras vidas. La presencia nos permite trabajar desde adentro hacia afuera, en lugar de desde afuera hacia adentro. ¿Por qué tratar de cambiar lo externo, el Ser Inferior, que solamente va a morir? Nuestro Ser Superior nos conecta con lo divino, y sólo esto tiene la posibilidad de sobrevivir a la muerte.

Puedes estar presente ahora mismo, independientemente de donde estés o lo que estés haciendo; mientras lees estas palabras, por ejemplo. Cada momento ofrece de nuevo la misma oportunidad para estar presente y no tienes que cambiar tu vida para hacerlo.

Sin embargo, si tratamos de hacer esfuerzos consistentemente, durante una semana, un mes o un año, encontraremos que mientras que es simple estar presente por un momento, no es tan fácil hacerlo continuamente.

Nos dejamos llevar rápidamente por nuestros pensamientos y sentimientos habituales. Puede que no tengamos que cambiar la forma externa de nuestra vida, pero sí tenemos que cambiarnos a nosotros mismos.

La enseñanza

Todos hemos hecho tentativas sinceras para cambiar nuestro comportamiento o nuestras emociones. Aún así, y debido a que el Ser Inferior no está unificado, los resultados son a menudo decepcionantes.

¿Quién es “yo”? ¿La persona que quiere levantarse temprano o la persona que prefiere quedarse en la cama? Pero el Ser Superior que aparece cuando estamos presentes trae un punto de percepción simple y unificado. El Ser toma el puesto que le corresponde por derecho y en lugar de reaccionar a nuestras vidas en las formas mecánicas y habituales, comenzamos a experimentarla y a responder más espontánea y libremente.

Cuando aspiramos a estar presentes nos unimos a una lucha universal, como la de los mitos y cuentos de hadas, entre la luz y la oscuridad, entre la presencia y la actividad incesante del Ser Inferior. Esa actividad se manifiesta en “imaginación”, el flujo constante y automático de palabras e imágenes en nuestra mente. El sometimiento de la imaginación es un atajo, si en un momento determinado podemos apartarnos de nuestros propios pensamientos y sentimientos, nos liberamos de nuestra identidad imaginaria y se crea un espacio en el cual puede emerger nuestro verdadero Ser. No podemos “conquistar” al Ser Inferior; de hecho esta es una idea del “ser inferior”. Pero si dirigimos nuestra atención una y otra vez hacia la presencia, el ser inferior comenzará a desvanecerse bajo su luz.

Para más información
Myriam Sosa y María Elena Marambio
Fellowship of Friends
buenosaires@beingpresent.org

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