•TE VERDE: Al menos unas cinco tazas por día, reemplazando al café o té común en el desayuno y merienda, así como también luego de cada comida principal. El té verde (camellia sinensis) es un superantioxidante con propiedades anticancerígenas y antivíricas. Según investigaciones recientes (Alemania, 1998) se observó que el té verde ofrece una protección antioxidante una 200 veces superior a la vitamina E. Sus componentes principales son los polifenoles, entre los que se destacan las catequinas (epicatequina (EC); epicatequina galata (ECG); epigalocatequina (EGC) y epigalocatequina galata (EGCG)), siendo la EGCG) quien concentra el 32 % de la actividad antioxidante del té verde.

De estos componentes existen evidencias muy marcadas que detienen las mutaciones de ADN desencadenantes del cáncer, al destruir los radicales libres hidroxilos carcinógenos y prevenir lesiones en zonas donde el cáncer suele iniciarse. Las catequinas reducen la actividad enzimática que crea radicales libres y los elimina.

Al igual que el pycnogenol, el té verde también ataca los radicales libres de óxido nítrico (NO2) y a las enzimas que los generan. En las mencionadas investigaciones se ha encontrado que el té verde consigue que las células mutantes mueran (tres estudios coinciden en la observación de este fenómeno: 1° – Case Western Reserve, Nov. 1997, Ohio; 2° Mie University, Japón, Feb. 1998; 3° M.D. Anderson Cancer Research Center, Houston, EEUU, Mar. 1998).

El equipo del Case Western Reserve observó que las catequinas del té verde repararon lesiones oxidativas en la pared celular para impedir que las células se propagasen y contaminasen las adyacentes. No obstante, parte de las lesiones en el interior de las células no se repararon, acentuando su inviabilidad genética, con el fin de que muriesen con mayor rapidez. Una vez muertas, podían ser reemplazadas por otras sanas.

•AJO: Comer con mucho ajo o tomar complementos de extracto de ajo. El ajo es un excelente adaptógeno, sumamente rico en compuestos sulfurados, flavonoides y selenio, que ha demostrado su aplicabilidad en el tratamiento del cáncer.

•TOMATE: Comer gran cantidad de tomates, aunque éste debe ser bien rojo, en el punto máximo de maduración. También, con ciertas restricciones (por el Sodio y otros conservantes), es importante comer concentrados (tomate al natural, extracto de tomate, salsas). La función principal del tomate es el aporte de un carotenoide: el licopeno, uno de los antioxidantes más poderosos.

•VEGETALES VERDES: Es sumamente importante el consumo de vegetales verdes de hojas oscuras: espinacas, acelga, perejil, brócoli, hinojo, etc., por su aporte de vitamina C, betacaroteno, luteína, zeaxantina y clorofila. Además, aporta fibras insolubles que coadyuvan en el pasaje de las heces por el tracto digestivo.

•CALABACÍN: Es muy importante porque aporta quercetina.

•ZANAHORIAS: Comer abundante cantidad de zanahorias (crudas, al vapor o al horno).

•FRUTAS: Es importante el consumo de frutas (kiwi, pomelo rosa, guayaba, etc.).

•SAL MARINA: Reemplazar la sal común de mesa (adicionada con compuestos de Magnesio y Aluminio) por sal marina, que aporta además un conjunto muy completo de minerales esenciales.

•ACEITES: Reemplazar los aceites comunes de mesa (repletos de grasas saturadas trans por el proceso de prensado en caliente, extracción con solventes e hidrogenación, por aceite de oliva extra-virgen, aceite virgen de canola o, en su defecto, por aceite de girasol prensado en frío (Natura).

•AGUA: Tomar agua mineral (con o sin gas), no “mineralizada”, reemplazando totalmente al agua común de grifo o soda (contenido de Aluminio y dosis no controladas de hipoclorito de Sodio).

•COCCIÓN; Cocinar todos alimentos “al vapor”. No hervirlos en agua. También hacerlos al horno. Reduzca al mínimo las frituras o elimínelas completamente.

•CARNES: Reduzca al mínimo el consumo de carnes rojas, cuidando desgrasar previamente la carne antes de la cocción. Incremente el consumo de aves sin piel (con ciertas restricciones en el caso del pollo. Es altamente preferible el pavo). Consuma al menos tres veces semanales pescados de mar (no de río) de aguas profundas (merluza, salmón, atún, corvina, etc.). Prefiera pescados frescos y no enlatados. Si no pudiera hacerlo, es recomendable que sean “al natural” y no “al aceite”

Sobre los autores
Dr. Carlos A. Strembel Sourigues, Eric G. Strembel
Reproducido de Biblioteca de Ciencia y Técnica sobre Nutrición
Hydro-Grow® Laboratorios – Ficha N° 7
http://spiruline.com.ar/publicaciones

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