Los científicos tratan de analizar los alimentos, determinando las necesidades del cuerpo y, en consecuencia, la gente prueba una dieta tras otra, sin encontrar la manera más adecuada de alimentarse, porque el principio de su punto de partida es erróneo.

¿Por qué comemos? Puede haber varias respuestas:

Comer para satisfacer una necesidad intuitiva, de esta manera comemos cuanto tenemos hambre (o al menos debería ser así), eligiendo nuestro alimento cuando nuestro instinto está bien desarrollado, sabemos, como lo sabe un bebé o el animal silvestre, lo que nos conviene. ¿Por qué tantas disputas entre los científicos sobre las calorías, minerales, vitaminas, etc.? 
Comer de conformidad con las necesidades de los sentidos, juzgando por el sabor, aroma, color… Esto puede parecer primitivo, no obstante el 80% de los intelectuales come así. Se realizó un estudio entre niños para determinar por qué comían como lo hacían y se descubrió que rechazando ciertos alimentos debido a preferencias de sabor se volvían más nerviosos. ¿Hasta dónde podemos confiar en nuestros gustos y sentidos? Así como cada individuo ve lo que le sirve ver, lo mismo ocurre con el gusto. La gente acostumbrada al azúcar no alcanza a apreciar el sabor dulce natural de algunos alimentos. Esta es una señal peligrosa, significa que el sentido y la función del gusto casi han desaparecido. “Si buscas lo dulce, esa búsqueda será interminable, nunca estarás satisfecho, pero si buscas el sabor verdadero, encontrarás lo que buscas”.

Unos pocos se alimentan esencialmente por necesidad y no tanto por deseo. Nuestros estómagos, bocas, intestinos y dientes nunca fueron diseñados para alimentos artificiales. Nuestra capacidad humana fue desarrollada con alimentos muy naturales y nuestro organismo continúa necesitándolos, lo que no nos es necesario, causa problemas.
Los alimentos naturales e integrales contienen todo lo necesario para la vida de una forma vital y económica. El análisis químico de los alimentos es erróneo, porque desconoce un factor esencial: la vida. Si dejamos de tomar vitamina B, aun podemos encontrarla en nuestro cuerpo. Si comemos alimentos integrales habrá bacterias en nuestros intestinos, capaces de producir las vitaminas necesarias y no las buscaremos en su forma artificial.

El ser humano que come artificialmente, también piensa así, artificialmente, se viste también artificialmente…Todas las culturas tradicionales han sabido alimentarse. Hoy en día la ciencia moderna ha sido obstaculizada por sus propios instrumentos, pero la gente a esto lo llama desarrollo. Esto es un problema especialmente crítico relacionando con el enfoque nutricional moderno y que amenaza continuar, mientras el ser humano siga confiando más en su intelecto que en su instinto / intuición. Que tantas calorías que tantas proteínas, que tanto de calcio… El bebé se alimenta por instinto y no trae ningún libro bajo el brazo. ¿Y el adulto?… se ha dejado programar transformándose en un ser humano mecánico. Hoy, muchas enfermedades infantiles se atribuyen a la herencia. Herencia significa desconocimiento de causa, no obstante se gastan millones de dólares con el afán de buscar una solución a un problema específico. ¿Porque no informar a los padres, o más importante aún, a los futuros padres?, sobre la importancia de alimentarse con conciencia antes de la concepción y sobre todo para la madre, durante y después también.

Seleccionemos el alimento para desarrollar la vida… Esto tal vez necesite una explicación. Es claro que sin alimento la vida sería imposible, pero ¿Qué es la vida? ¿Qué es el alimento?

La respuesta es de cada uno, en base a lo que cada uno se responda, así comerá, y así tendrá una definición de lo que es la vida…

Sobre el autor
Guillermo Yamiz 
*Director de la Revista Eclipse y responsable de Productos El Duende. 
elduendeva@yahoo.com.ar   ( Ver Sección Novedades)

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