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Rafting: ¿nos metemos al agua?

El rafting es parte integrante de lo que hemos dado en llamar turismo aventura. Aquí describiremos los detalles de esta actividad que combina adrenalina con una posibilidad de refrescarnos en verano.

Esta variante del turismo aventura sobre el medio acuático está bastante difundida en nuestro país y las características geográficas de nuestro territorio así lo permiten. Esta actividad se desarrolla en los “rápidos”; básicamente en aquellos ríos correntosos comprendidos en la línea de nuestra cordillera de los Andes. La aventura comienza al descender una balsa neumática (o “raft” en su palabra en inglés) sobre estos ríos de montaña que, al ser ríos de altura (generalmente de deshielo), permiten alcanzar una gran velocidad a la balsa y además generar una sensación de “peligro” al atravesar por los rápidos.

Además se genera un plus de emoción ya que la experiencia se desarrolla en equipo, donde todos los integrantes reman y orientan su peso para mantenerse a flote, pero…tranquilos!! Existen todas las medidas de seguridad pertinentes para que luego de tu viaje se lo puedas contar a tu familia.

Vale aclarar entonces que, en principio, existen diferentes niveles que se adaptan a los distintas habilidades de los potenciales “arriesgados”; en total son 6 niveles que se engloban en una escala internacional de dificultad de los ríos. Por ejemplo, la Clase I comprende una corriente lenta, olas pequeñas y el riesgo de caerse es bajo; en contraste la clase VI, que es absolutamente extrema, ya que se encuentra al límite de navegabilidad del río; donde se incrementa al máximo la posibilidad de caerse, así como su peligrosidad y caudal.

Por otro lado existen algunas medidas de seguridad que permiten a los amantes de este deporte desarrollar su experiencia con tranquilidad:
• Se utilizan cascos que cubren a la cabeza de cualquier posibilidad de golpear con alguna roca.
• También se exige el uso de chalecos, que se utilizarán como instrumentos de flotación en caso de caer al río, aunque los guías encargados de la balsa (y que dirigen los movimientos del grupo) recomendarán realizar la tradicional “planchita” para mantenerse un poco más exento a los golpes que pudieran suscitarse. 
• Se recomienda también utilizar calzado para evitar lastimaduras.
• Finalmente se utiliza generalmente una cuerda (de unos 20 mts de largo) en caso de que, teniendo en cuenta estas medidas, la persona se haya alejado de la balsa y se complique la situación de rescate.
Los ríos de la provincia de Mendoza (cómo el río Atuel o río Mendoza), en el Noroeste (por el río Juramento) o en Patagonia (por ejemplo río Manso) son aptos para este tipo de deporte, en los que también los principiantes pueden disfrutar.

Para Todo Salud
Daniel Sist
info@barrancasdebrochero.com.ar
www.barrancasdebrochero.com.ar

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