La Osteopatía es a la vez un arte, una ciencia y una terapéutica cuya finalidad, es restaurar en el hombre las movilidades y el equilibrio funcional estimulando sus fuerzas auto-curativas naturales.
Presentar a esta disciplina como algo nuevo no sería correcto. Las bases de la osteopatía datan de 1915, cuando en EEUU el Dr. Andrew Still, apesadumbrado por no encontrar respuesta al sufrimiento de algunos de sus pacientes, puso su atención en la columna vertebral.
Así fue que observó que las alteraciones que esta presentaba, no se manifestaban solamente a través de dolores articulares o musculares, sino que los pacientes presentaban síntomas como alteraciones digestivas o intestinales, cansancio,alteraciones visuales,etc.
Es común escuchar a personas de diferentes edades y actividades quejarse por ejemplo de dolor por una tortícolis, molestias en la zona de la cintura, dolor agudo en un hombro, etc.
Lo frecuente son tratamientos localizados en la zona de dolor. Pero hoy sabemos que nada de lo que ocurre en una parte del cuerpo pasa inadvertido para el resto del mismo. A menudo, el síntoma en una zona resulta ser una queja de nuestro sistema músculo-esquelético ante un desorden que se desarrolla en otro lugar. Con esta visión, entender el cuerpo como una globalidad y tratarlo como tal conduce, entonces, a localizar y tratar las causas originarias del dolor.
El dolor de espaldas, por ej., es motivo habitual de consulta y causante de limitación en las actividades deportivas y laborales. También en este caso suele prestarse atención exclusivamente a la zona de dolor, y, al no tratar las causas originarias, el resultado es la repetición de los episodios a intervalos cada vez más cortos.
Veamos a título de ejemplo un caso frecuente de historia clínica El Sr. A sufre molestias en su cintura cuando baja del automóvil, durante algunos segundos tiene dificultades para enderezarse y caminar. Esta situación se prolonga durante varios meses y con la convicción de que desaparecerá, no realiza consulta alguna. Además, algunos días parece sentirse mejor. Más adelante, de manera imprevista y sin haber realizado ningún esfuerzo, un agudo dolor en la zona lumbar lo inmoviliza obligándolo a guardar reposo absoluto. Este, más la terapia antiinflamatoria, harán lentamente retroceder los síntomas hasta que el episodio es superado, aparentemente.
Durante los meses siguientes manifiesta nuevos síntomas a intervalos irregulares: tortícolis -que atribuye a una mala posición al dormir-, dolor en el hombro- piensa que ha sido un golpe mal dado durante el partido de tenis-, y hasta jaquecas por las que consultará con su oculista porque se acompañan de dificultades en la visión.
Esta situación le ha costado al Sr. A innumerables consultas y ninguna solución. Un desequilibrio en su columna vertebral ganado en años de malas posturas o poca movilidad podría ser una de las causas que fueron solicitando un mayor esfuerzo en distintas zonas, las que a manera de fusibles fueron manifestandose con dolor como una defensa primaria.
La osteopatía exige una intensiva capacitación de posgrado y continua actualización, las que se realizan con la participación de reconocidos especialistas de actuación internacional.
Las técnicas son manuales, variadas y suaves; movilizaciones, estiramientos, posicionamientos, etc. que basan su eficacia en gran parte, en haber localizado la verdadera zona de sufrimiento del cuerpo.
En la búsqueda del confort del paciente, el osteópata realiza un estudio ergonómico de sus posturas y movimientos habituales, desde la postura frente a la computadora o la mesa de trabajo, la posición de manejo en el coche, hasta el análisis del gesto deportivo.
Sobre la autora
Lic. Olga M. Garay
Kinesióloga y Osteópata (D.O.)
Docente Universidad de Buenos Aires y Universidad Maimónides.
Docente Escuela Osteopática de Buenos Aires.
olgagaray@occ.com.ar