¿Qué es lo que realmente alimenta el ser humano: las sustancias o las fuerzas contenidas en el alimento, aunque ambas sean necesarias?
Si bien sabemos cuan indispensables son aquellos nutrientes como los hidratos de carbono, las proteínas, las grasas, los minerales y las vitaminas, en general no tenemos en cuenta algo tan importante como la «fuerza vital»; ese vigor que la Madre Tierra infunde a los alimentos y que se transmite al ser humano que se sirve de ellos.
En este momento en el mundo nos encontramos con dos grandes cuestiones: una es la mal nutrición material: por insuficiencia, exceso o desarmonía entre los componentes de la dieta; y otra es la carencia de estas fuerzas vitales de la naturaleza que se encuentran en el suelo de cultivo y de allí vitalizan el alimento. Cuando los alimentos están desprovistos de estas vitales energías el ser humano se DESNUTRE, en cuanto a vitalidad se refiere.
Una alimentación cualitativamente mejor aporta la energía necesaria para que el cerebro sea capaz de captar pensamientos más fructíferos y se pueda construir el puente que une el Pensamiento a la Voluntad y a la correcta Acción.
En la actualidad la mayoría de los alimentos disponibles carece de estas fuerzas que deberían transmitirse al hombre. Por eso creo que hoy es un compromiso de todos aquellos que deseamos profundamente un cambio de conciencia para la humanidad, atender a la calidad de lo que llevamos a nuestra boca, ya que el alimento es «el soporte físico de la vida » y es esencial nutrir con estas fuerzas vitales al cuerpo para que puedan desarrollarse nuestras potencialidades y aumentar nuestro nivel de conciencia.
La presencia de estas fuerzas creadoras y organizadoras cuya actividad culmina en la formación del producto comestible: fruta, verdura, cereal, etc, se manifiesta en su aroma, sabor, color, capacidad de conservación e incluso en cierto delicado brillo natural.
Los alimentos orgánicos y especialmente los productos de la agricultura biodinámica poseen estas virtudes. Y sería importante comenzar a darle prioridad a este tipo de alimentos y fomentar desde nuestro lugar de consumidores la mayor presencia y facilidad para conseguirlos en los comercios como así también la práctica de huertas orgánicas para autoconsumo y la aplicación de técnicas culinarias apropiadas para poder aprovechar lo mejor de cada alimento.
Sobre la autora
Varinia Sánchez
Educación Alimentaria y Cocina Natural
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