La musculación es trascendental para obtener una figura estética y más saludable que mejore la imagen y la propia percepción corporal que genera un incremento de la autoestima. Verse más armoniosas, sentirse fuertes y autónomas, mejora nuestra salud psicofísica y reconforta el espíritu.
Muchas mujeres creen que, para verse más lindas y esbeltas, es necesaria una dieta estricta y transitar horas eternas en las cintas y bicicletas. Le tienen cierto resquemor a los aparatos.
De acuerdo a mi experiencia en la sala de musculación, esta indiferencia a las pesas es causada por algunos mitos: “yo necesito bajar de peso, los aparatos no me sirven”. Esto es un error. Una de las principales razones del aumento del peso es la pérdida de músculo. El metabolismo es el regulador del peso corporal. El cuerpo gasta calorías las 24 horas del día por el sólo hecho de estar vivo. El tejido muscular necesita consumir muchas calorías para mantenerse, a diferencia del adiposo, que necesita pocas para existir. Es decir que, al mantener una adecuada masa muscular, quemamos más calorías, aún en reposo o durmiendo, que un cuerpo flácido. Es importante que el peso corporal que se pierda provenga del tejido adiposo, y no del tejido muscular u óseo.
Al intento de convencerlas agregan, amenazantes, otro mito: “Mirá que no quiero aumentar, ni ponerme como un hombre”. Es imposible que multipliquemos, en demasía, las células musculares. Además de poseer menos que los hombres, tenemos muy bajos niveles de testosterona, la hormona masculina encargada del desarrollo muscular.
Finalmente, concluyen el diálogo: “quiero reducir de acá y de acá, el resto no”. Otro mito. No se puede disminuir por partes. La reducción está asociada con el descenso de peso que se presenta en todo el cuerpo de manera general. Para ello, es necesario una buena alimentación y actividad aeróbica. Sí, se puede, tonificar selectivamente los músculos. Así se obtiene una figura esbelta y marcada, alcanzada por la combinación del trabajo aeróbico y de musculación.
La musculación logra organismos funcionales. El envejecimiento está asociado a la pérdida de masa muscular y de fuerza. También, mejora la movilidad, las funciones neuromusculares y la agilidad que nos permite, en edades avanzadas, prevenir lesiones y ser mujeres independientes. El entrenamiento de la fuerza, valioso para corregir la postura, mejora la presencia de la mujer haciéndola más atractiva. Los dolores en la zona lumbar se deben a la falta de fuerza de los músculos espinales. Las contracturas dorsales y cervicales que nos aquejan bastante, son zonas de tensión para la mujer. La musculación nos ayuda a relajarlas con una adecuada elongación posterior trabajo contráctil.
Aumenta la densidad mineral ósea, previniendo la osteoporosis. Un músculo fuerte implica un hueso fuerte. Cuando los músculos se contraen para levantar peso, los huesos reciben una estimulación positiva en los puntos de inserción muscular.
El entrenamiento de la fuerza provoca la liberación de endorfinas que a su vez generan una sensación de bienestar y felicidad. Los pensamientos positivos y de amor propio que tengamos hacia nosotras mismas nos brindan una mejor construcción de nuestra realidad y de la vida; llevando, al punto máximo de expresión, no solo nuestra belleza exterior, sino la interior, que pareciera más esencial que la primera.
Sobre la autora
Daniela Romina Manfredi
Profesora de Educación Física especializada en actividad física y salud.
Entrenadora Personal
danitamanfre@hotmail.com