Aunque mucha gente lo ignore, sus posibilidades terapéuticas son inmensas. Y no nos referimos al consumo corriente de aguas minerales naturales, o a las propiedades del agua de mar, tanto ingerida como en baños terapéuticos.
Sus posibilidades curativas van mucho más allá. Porque el agua se puede activar, energetizar, dinamizar, indumizar, oxigenar, ozonizar, mesmerizar, cromatizar, solarizar, sonorizar, ionizar, imantar, polarizar, magnetizar… Todo un mundo de increíbles posibilidades terapéuticas que apenas se conoce.
«La deshidratación crónica es la raíz de la mayor parte de las enfermedades degenerativas del cuerpo humano y la tragedia más grande de la historia de la Medicina es que los médicos no hayan entendido -y sigan sin entender- la diversidad de señales que emite un cuerpo cuando, simplemente, reclama agua». De esta forma tan contundente se expresa el médico de origen iraní Feydoon Batmanghelidj en su libro: Su cuerpo reclama agua llorando a gritos.
Para él, el más importante descubrimiento médico que ha hecho el hombre es haberse dado cuenta de que el agua es la mejor medicina natural para gran número de las llamadas enfermedades.
Basta para entenderlo constatar que todas las funciones del organismo dependen del flujo de agua en el cuerpo. Hasta el punto de que lo que para muchos médicos es un «cuerpo enfermo» para Batmanghelidj no es, en muchas ocasiones, sino un «cuerpo sediento» al que se puede devolver la salud dándole simplemente la cantidad de agua adecuada.
La medicina más barata
El agua de buena calidad biológica es la forma más barata de medicina preventiva que se conoce. Así lo demuestran no sólo los buenos resultados que se obtienen cuando se utiliza como remedio terapéutico sino también la constatación de que su escasez produce -con el tiempo- un buen número de las enfermedades que conocemos. En los países en vías de desarrollo el 80% de las enfermedades que asolan a la población se deben a la carencia o a la contaminación del agua. El agua nos mantiene sanos. Eso sí, no confunda agua con líquido. El cuerpo humano necesita un mínimo de 2 litros de agua al día y el alcohol, el té, el café o las bebidas refrescantes son líquidos… pero no agua. Por tanto, se trata de beber al menos dos litros de agua, líquidos aparte.
¿Cuándo beber agua?
Según los expertos, los mejores momentos para beber agua son tres: nada más levantarse de la cama por las mañanas (uno o dos vasos de agua de 200 ml.), media hora antes de la comida y de la cena (un vaso) y dos horas y media después de las mismas (otro vaso de 200 ml). Asimismo, se recomienda tomar entre dos y tres vasos más a lo largo del día. Tal es la cantidad mínima que necesita el organismo cada día. Recuerde que la deshidratación es el principal factor estresante de toda materia viva.
¿Cómo saber si está deshidratado?
Así ocurre siempre que la boca se le seque. Fíjese además en el color de su orina; normalmente, ha de ser incolora o ligeramente amarilla. Si empieza a volverse oscura su cuerpo se está deshidratando. El color oscuro significa que los riñones están trabajando con muy poca agua y la orina está saturada de desechos.En este caso el agua es la única sustancia efectiva para aportar alivio. Imprescindible para regular todas las funciones del cuerpo, por lo tanto, para que funcione correctamente es fundamental que llegue siempre en cantidad suficiente y en el momento necesario a todo el organismo, especialmente a los órganos vitales (cerebro, corazón, pulmones, hígado, páncreas y riñones).
Por eso, cuando no es así, el cuerpo pone en marcha una serie de sofisticados indicadores para «hacernos saber» que la necesitamos. Nos dice que «tiene sed y sencillamente, nos pide agua».