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Seres sentimentales

La posibilidad sentimental es potencialidad primaria de nuestra especie, y podemos pensarla como una tendencia que ante lo dado rompe el equilibrio homeostático y nos compulsa hacia la homeodinamia, es decir al cambio y la transformación, en tanto valoriza de algún modo propio lo que se le presenta al organismo en cada momento.

En tanto somos seres sociales necesitamos de los otros y estos nos encuentran con un mundo que nos legan, con sus metáforas, sus símbolos, sus construcciones culturales, sus historias, sus costumbres, sus hábitos, sus modos de mirar y pensar la realidad, eso nos atraviesa, mientras tanto cuidamos la vida que somos, y todas nuestras conductas y comportamientos devienen de allí, y solo desde allí pueden ser comprensibles.

Aquí es importante tener en cuenta que todo lo que hacemos lo hacemos en una primera instancia para sobrevivir, si lo logramos vivimos, y si alcanzamos cierto nivel de seguridad en lo que somos viviendo, podemos plantearnos existir, tomar en cuenta al otro como un nosotros que coexiste en el mismo sentido vital, un par, un congénere que necesitamos y nos necesita.

Todo animal, y eso en la base somos, se conduce con un repertorio de comportamientos que le permiten primero sobrevivir, luego vivir, alimentarse, defenderse, procrearse y cumplida su meta de especie: morir.

Todo animal, de la especie que sea, si bien puede manifestar algún aprendizaje particular como individuo, no se aleja de lo básico de lo que es, de su esencia, si lo hace tiene dos caminos: muere o se hace otra especie.

En cambio nosotros, desde esta base mamífera que luego trascendemos sentimentalmente, al pensar y hablar o viceversa, nutrimos nuestra inmensa red neuronal, y enriquecemos ese caudal de comportamientos inicial, co construimos conductas, algunas en el si de la experiencia, otras adquiridas en los grupos de pertenencia, que nos hace sentir uno en tanto identidad.

Los humanos somos una especie y como tales cada uno de nosotros compartimos lo común a lo humano general y al grupo del cual somos siendo parte, y cada uno construimos la especie que somos en cada uno.

Todo lo que hacemos es todo lo que somos, y si lo que hacemos es vivir eso es todo lo que somos un ser vivo que desea eso vivir, y lo que hace tiene esa intención principal, primaria y final. Sólo basta observar detenidamente cualquier conducta, sea una acción, un pensamiento, un imaginario, un sueño, tienen, en un principio, la intención de preservar al organismo que somos, y a partir de allí, de ser posible trascenderlo en conductas superadoras de lo habitual, de lo común.

Toda acción es, en un principio, interacción preservativa de la especie.
Todo pensamiento es para resolver lo importante, y sale al cruce del vivir cotidiano.
Todo lo que imaginamos es para revisar o prever.

Todo sueño es una comunicación de nuestro fondo perceptual, que simbólicamente libre de las trabas de la censura ordinaria, nos demarca cuestiones que nos pasan, y nos indica caminos.

Reaccionar, resolver, revisar, prever, darse cuenta de los mensajes de nuestro fondo, se colocan, están, aparecen, como disposiciones existenciales, es decir para ir hacia el mundo, hacia fuera, en el pro-yecto de vivir y existir.

En un orden de metáfora explicativa puedo hablar de una potencialidad totalizadora que subdivido a modo de estudio en dos:
1- primaria
2- secundaria.
La primera es la impronta del vivir que si funciona en su característica homeostática, nos permite seguir en el mundo desde conductas que nos hacen crecer y desarrollarnos.

La segunda, de índole homeodinámica, produce el salto de lo humano hacia lo otro que hace de la realidad un real que cada uno hace de lo que percibe.

La primera nos hace vivir, la segunda existir, ambas están y son en el todo que somos, y repito que lo que acabo de describir es un suceso explicativo racional sobre la vida total que somos siendo cada día, sólo eso una explicación para demarcar la vivencia de que a veces estamos en un modo de estar y ser en el mundo y a veces en el otro. Es desde aquí que a veces digo y decimos vivir y existir porque pensamos que son dos niveles de estar en el mundo, uno de base biológica conductual, otra de cimientos psicoespirituales, ambas sin embargo, puestas a disposición de cumplimentar los designios de la especie, los simples designios de transitar, procrear y morir.
¡Que difícil es hablar o escribir sobre algo que es vivencia!

Toda cuestión de lo humano sea en el nivel que sea debe sostener lo humano, sostener a los humanos, a las personas en si, a cada uno como tal, y al todo que somos, ese es nuestro deber y designio vital.

Lo natural es auto preservante en y hacia el equilibrio ecológico, nuestra naturaleza y esencia natural es ser no naturales y existentes, de allí la paradoja que nos constituye y que debemos conocer para seguir siendo quienes somos, no naturales, pero no hacernos anti naturales por sobre un supuesto soporte cultural e ideológico que predomina justificando actos que nos pueden llevar a la auto destrucción. Como pensamos, las ideas que nos surgen, las creencias, las ciencias, las disciplinas, las técnicas, el arte, las religiones, son creaciones del “alma humana”, que se suponen motivadas hacia el sostenimiento de la especie.

Cuando esto no sucede, como parece serlo en la actualidad, se nos impone volver a pensar, repensar lo humano que somos, algo así como barajar de nuevo y volver a dar las cartas de la vida.

Sobre el autor
Lic. Andrés Sánchez Bodas
Director de la Primer escuela Argentina de Counseling (P.E.A.C.)
Director de Holos San Isidro
Creador del Counseling en la Republica Argentina- 1987
www.peac.edu.ar 
www.holossanisidro.com

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