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La meditación

El ritmo de vida diario se presenta con una multiplicidad de complicaciones que nos van manejando la agenda y marcando prioridades. Desde el trabajo hasta los problemas sentimentales, pasando por los vaivenes económicos, todo parece tener tanta importancia como para transformarse en la razón de ser del día.

Esto genera un estado de ansiedad permanente, que se exterioriza en conductas compulsivas. Actings, atracones, consumismo sin sentido, alcoholismo o consumo compulsivo de drogas. También es el refugio de la trampa tendida a los ilusos de la espiritualidad, que montados sobre todo tipo de argumentos «chamanistas» van a buscar las drogas con una finalidad supuestamente superior o espiritual.

Hay que tomar conciencia de nuestra ansiedad en lo cotidiano y analizar en profundidad nuestra frustración. Y estas causas deben ser reducidas a polvo mediante la comprensión y la confrontación lógica. Se trata solamente de concreciones, cosas a las que les damos valor y existencia real sin que la tengan. Es indispensable comprender las causas de nuestra ansiedad en nuestro cotidiano, pues puede volverse insoportable y peligrosa.

Para salir de las adicciones hay que recorrer el camino inverso. Hay que deshabituar o desintoxicar, tomar conciencia de los miedos y del dolor, revisar los daños causados al cuerpo, al espíritu y a los que nos rodean, asegurarnos de impedir el acceso a la sustancia de manera real y concreta, activar las redes familiares y sociales para que tomen conciencia de su rol y participen activamente de la tarea de recuperación del sistema. Es necesario reforzar los ideales y el proyecto de vida del paciente, incorporando la noción de responsabilidad moral, traer a la conciencia las causas y motivos que desencadenaron la elección y búsqueda de la sustancia u objeto determinado. También se debe mejorar la condición física, preservar la salud y fortalecer los mecanismos de cuidado e higiene. Una vez logrado todo esto es posible iniciar el camino de búsqueda del bien mayor de: la salud a largo plazo, la realización profesional y emotiva. Es preciso lograr el estado de atención para revertir el proceso adictivo, y la meditación ofrece esa posibilidad.

Conocer nuestros límites, nuestras debilidades y nuestros manejos de auto boicot nos permitirá estar alerta ante nuevas situaciones de peligro. Momentos de ansiedad o de angustia que nos hubieran llevado a actuar la compulsión, de esta manera logran tener un espacio y un tiempo propios para permitir a nuestros “reflejos de salud” actuar en nuestra protección.

La meditación es una herramienta que nos permite acceder en forma amable a nuestras puertas más internas y ocultas, donde protegemos nuestro verdadero ser. Es una Vía Regia para vernos despojados de máscaras, adornos, espejos sociales, presiones adquiridas, y la utilizamos como tal. Como una sencilla herramienta. Meditar se trata de desarrollar un estado contemplativo completo y continuo, un estado de conciencia de nuestra mente, viviendo la vida en primera persona, alertas de nuestro cuerpo, de nuestras emociones, de nuestros pensamientos y de los eventos que ocurren. Sin hacer valoraciones, sin justificaciones o escapes al pasado, sin fantasear con el futuro. Sólo la fascinación por el desenvolvimiento de las cosas, recobrar el estado infantil de asombro. Utilizando la meditación como herramienta de relajación, perdida de miedo, sensación de comunión entre los integrantes del grupo, afinación de inconscientes, conexión con uno mismo. Se logran reducir los niveles de estrés y de violencia, no sólo con los otros sino con uno mismo. Se hace más fácil y amable la tarea de búsqueda de respuestas inherentes al tratamiento y quita del camino la idea de castigo que normalmente se asocia en este derrotero.

A esto hay que sumar distintos análisis de la neurociencia que apoyan a la meditación como herramienta para mejorar. El cerebro tiene una capacidad denominada «plasticidad cerebral» de reestructurar su organización dependiendo de los estímulos que recibe, y con los estados de consciencia internos es posible generar estímulos que facilitan la reaparición de nuevas neuronas. Según la especialista Diana López, los estudios apuntan a que meditar puede influir en la experiencia que se tenga del mundo cambiando sus patrones de ondas cerebrales y remodelando la estructura física del cerebro. Los pacientes logran modular una serie de síntomas, como la ansiedad, se tornan menos impulsivos, se estabilizan. Todo esto es muy útil, particularmente en la primera etapa de tratamiento

Sobre el autor
Lic. Norberto Sztycberg
Director general del Programa Andrés e instructor del Arte de Vivir
www.programaandres.org.ar

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