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Dietas y tentaciones

En el verano muchas mujeres crean sus propias reglas para alimentarse, inventan dietas que creen las ayudará a llegar en forma a las vacaciones.

Pero esto encierra muchos riesgos. Este tipo de acciones es muy común, sabemos de muchas adolescentes que bajan dietas de la web y las ponen en práctica sin ningún tipo de reparo. Esto es realmente preocupante, ya que significa el comienzo del 90% de los trastornos alimentarios, que hoy padecen entre un 20 y un 25% de los argentinos. Lo que se debe hacer es regular la alimentación y pautarse cambios graduales.

Aceptar dietas estrictas e inventadas pone en riesgo sobre todo a las adolescentes, porque en esa etapa la naturaleza nos pide que haya suficiente nutrición para poder desarrollar los cambios en el cuerpo, el crecimiento, los cambios hormonales y más. No es gratuita una dieta para adelgazar un organismo que está creciendo. Obviamente, lo más peligroso de la privación irracional de alimentos y líquidos es provocar una descompensación en el cuerpo y esto podría llevarla a la muerte. Lo menos comprometido es sumar un nuevo fracaso para bajar de peso.

Quienes eligen seguir una dieta sin supervisión profesional deben tener en cuenta que no pueden faltar las proteínas en la alimentación diaria, ya que ellas ayudan a formar músculos y brindan las sustancias que el organismo necesita para su buen funcionamiento. Además, hay que consumir leche por el calcio y la más variada cantidad de verduras pues éstas aportan las vitaminas. Las frutas, sobre todo en verano, también son una buena opción.

Una dieta armónica incluye hidratos de carbono, proteínas y grasas. Lo correcto es cubrir todos los grupos alimentarios, respetando las proporciones de cada uno y teniendo en cuenta edad, sexo, actividad física, peso y talla del paciente. Si se tienen problemas con el peso, lo ideal es tener un botiquín de emergencia para los ataques de hambre o ansiedad. En él se puede incluir: yogur, gelatina, un pedazo de queso y jugos, entre otras opciones. También ayuda comer en horario, porque si se tiene claro y sabemos que en dos horas tenemos que comer, eso tranquiliza y calma la ansiedad.

Para ordenar las comidas, lo mejor es organizar varias ingestas al día, así se consumen más calorías. Vale seguir el dicho que dice que hay que desayunar como un rey y cenar como un mendigo. Esperar un poco antes de irse a dormir es mejor porque se hace la digestión de una mejor manera. Otro consejo eficiente es el de masticar mucho, porque eso excita el centro de la saciedad. No es bueno comer apurado, con la cabeza dentro de la heladera o parado. Para estar bien alimentado hay que seguir el protocolo de las comidas, es decir, comer sentado, con mantel, con cubiertos y relajados. Todo esto nos ayuda a sentirnos satisfechos. Lo que no es bueno es estar atentos a cuántas calorías consumimos, pues pensar en comida da más hambre. Por último, recordar que estas dietas raras y sin fundamento ayudan a bajar de peso rápido, pero también siempre vienen acompañadas del efecto rebote. Lo mejor es adelgazar despacio, sin cambios bruscos y comiendo normalmente. Si se hace una dieta de bajas calorías, por consiguiente viene el rebote por una cuestión de compensación propia del cuerpo. Las dietas graduales son las más durables y dan estabilidad. Lo bueno es complementar estas acciones con caminatas que hacen activar el mecanismo de quema de calorías.

Sobre la autora
Dra Mabel Bello
Directora de la Asociación de Lucha Contra la Bulimia y la Anorexia
www.aluba.org.ar

 

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