Las actividades culturales y recreativas en los adultos mayores son tan importantes como la alimentación, el control médico, los cuidados básicos y todo lo inherente a esta etapa de la vida.
La actividad cumple un rol esencial, pues no es lo mismo mantenerse ocupado que realizar una actividad recreativa o cultural. La participación en actividades culturales promueve y mejora la calidad de vida en este periodo especial de las personas. Estimula desde lo sensitivo, permitiéndoles mantenerse activos a pesar de las limitaciones físicas que puedan tener. Además, fortalece y ayuda a promover la socialización, despierta intereses y conocimientos por cuestiones que previamente, por motivos personales, quizás no hayan podido desarrollar. Así también, les permite continuar desarrollando capacidades previamente adquiridas.
Ya no se considera a la vejez como una etapa de reclusión, pasividad ni decaimiento. El hecho de que se haya prolongado la vida y que conjuntamente la calidad de vida de los adultos mayores sea cada vez mejor y más productiva, principalmente por los avances médicos en prevención y tratamientos. Esto permite que no hablemos solo de “tercera edad”, sino que ya podemos mencionar la “cuarta edad” para quienes pasan los 80 años y continúan activos.
Por eso, en las instituciones de vanguardia se trabaja con el concepto de envejecimiento activo y saludable, promovido por la Organización Mundial de la Salud.
Todos los adultos podrían participar en acciones culturales y recreativas. En ellas encuentran motivaciones para su cotidianidad y tienen un alto valor terapéutico, promoviendo la integración social y evitando el aislamiento. Actualmente, las instituciones más avanzadas cuentan con un equipo interdisciplinario para trabajar el día a día de cada residente, así pueden evaluarlos y designarles qué tipo de actividad le conviene más. Esto incluye protocolos de evaluación neurocognitiva, interconsultas con la familia y los médicos tratantes. Por eso es importante que la oferta sea variada, y puede estar integrada por talleres de artesanías, pintura, escultura, teatro, grupos de reflexión, talleres literarios, yoga, ciclos de cine, salidas culturales a museos, teatros y exposiciones. También se organizan festejos de cumpleaños con los familiares y fiestas religiosas, considerando las tradiciones de cada culto. En muchos casos las personas comienzan a hacer actividades que siempre han querido realizar pero que no han podido a lo largo de sus vidas por tener otras prioridades. Así, muchos empiezan un taller de pintura. En otros casos continúan haciendo lo que siempre han hecho, como ir al teatro o al cine; con todo lo que lleva esta acción, desde vestirse para la ocasión hasta el posterior debate.
Por otra parte, las actividades sociales, encuentros, festejos y espacios recreativos, así como el intercambio intergeneracional propician el compartir sus conocimientos y capacidades con sus pares y su familia, además de permitirles sentir y disfrutar para luego apreciar estos momentos. Muchas veces, los adultos mayores son quienes convocan al abordaje de ciertas temáticas y es de suma importancia poder ayudarlos a que lo concreten, ya que es lo que le da sentido a la actividad y está vinculada con sus motivaciones y sus intereses.
Sobre las autoras
Cecilia Millán
Psicóloga institucional
Celia Páez
Coordinadora del Área Social
www.manantialghumano.com.ar