Cuando Edward Bach creó sus remedios florales que hoy son reconocidos en todo el mundo, seguramente no imaginó los desafíos a los que las mujeres de este siglo se enfrentan. Sin embargo, el mundo de las emociones, territorio floral por excelencia, es clave de la salud femenina actual, que hoy está siendo jaqueada por su peor enemiga: la tensión.
Cuando el Dr. Edward Bach creó el sistema de remedios florales que lleva su nombre y se utiliza en todo el mundo con excelentes resultados, no lo hizo exclusivamente para la mujer pero ya desde sus primeros escritos estableció una correlación entre la Luna, arquetipo femenino, y sus doce remedios básicos, los llamados doce curadores.
Para Bach, y así lo plasmó en sus primeros escritos, la posición de la Luna en la carta natal podía orientar sobre el tipo floral al que tiende una determinada persona. ¿Por qué? La base del mundo emocional, inconsciente y primario está representada en esa imagen, que es la de la Madre Astrológica. En ese mundo de emociones nos movemos diariamente. La mujer tiene una relación cósmica natural con la Luna. Nueve lunas llevamos nuestros hijos en el vientre, nuestros ciclos menstruales se alinean con las fases lunares. Esa “madre que nos dieron las estrellas” nos acompaña en el camino, para que, igual que con nuestra madre biológica, trascendamos el vínculo inicial que nos une con ella desde que nos sentíamos fusionados con ella y veíamos el mundo por sus ojos. Sólo trascendiendo ese vínculo podemos convertirnos ya no sólo en hijas sino en mujeres poderosas, esposas, madres, cuidadoras y creativas, guerreras, sanadoras, sacerdotisas y magas de nuestras vidas. Usando nuestra emoción como motor de la creación constante, del día a día, percibiendo las emociones ajenas y conjugándolas, desarrollando nuestro propio ser único.
El mundo de hoy necesita de la mujer. Es imprescindible su poder para mantener la unión, el liderazgo que no da miedo. La constancia, la paciencia, la receptividad, la alegría, la sensualidad y la defensa de la vida son dones que el género femenino aporta al mundo. Desde el cuidado de cada miembro de la especie y desde el diálogo con el hombre, para que él también pueda dar lo mejor de sí mismo simplemente por amor, no por afán de posesión o miedo a perder su lugar. Estos valores femeninos, sin embargo, no siempre pueden salir a la luz. Y así llegan los problemas. El agotamiento, el hastío, la falta de comunicación con pareja e hijos, el miedo a no poder salir adelante… Hoy es bastante común que una mujer nos hable de que está agotada porque es una madre de varios hijos y trabaja, de que siente culpa por no ver a sus chicos, de que se siente en la cuerda floja en su pareja o de que no sabe qué rumbo debería tomar porque en realidad, la vida es aburrida, solo esforzarse y nada más.
Estos problemas de hoy nos hablan de un desequilibrio vital.
¿Qué mejor manera de darle un giro positivo a nuestra vida que mediante una limpieza emocional? Las Flores de Bach abarcan un abanico que está siempre disponible para obtener paz interior, claridad mental, serenidad y vitalidad.
Sobre la autora
Marisa Cortéz
Terapeuta holística
marisafloresygemas@hotmail.com