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La “buena” y la “mala” conciencia

En todas las familias sucede, que algunos de sus  miembros son pasados al olvido porque no cumplen o respetan las reglas familiares.
Decimos que alguien no debe ser nombrado o, pasa a la categoría de secreto, por algún hecho que resulta una deshonra para el grupo familiar. Si cumplimos con las reglas de la familia pertenecemos, y si no seremos excluidos, exiliados, exonerados. Cuando cumplimos con las reglas de la familia o del grupo nos sentimos tranquilos, inocentes, con buena conciencia y cuando transgredimos nos sentimos intranquilos, culpables, con mala conciencia.
En una familia de médicos será bienvenido que un hijo estudie medicina y este hijo sentirá buena conciencia al recibirse de médico. La familia estará contenta y el sentirá que es incluido, que pertenece a esa familia. La familia dirá «es uno de los nuestros». En una familia de ladrones sucederá algo similar, será aceptado e incluido un hijo que hace lo mismo, y mal visto quien no se anime a hacerlo. No animarse a imitar a su padre lo puede llevar a la exclusión. Y si lo hace a modo de confirmación le dirá «hijo e´tigre»
Cuando transgredimos o elegimos aquello que para nuestra familia resulta raro, diferente, considerado desleal, aunque esto resulte un cambio positivo o un crecimiento para nosotros, nos traerá un sentimiento de culpa, de falta de lealtad y sentiremos mala conciencia. Bert Hellinger nos dice que lo que nosotros llamamos buena conciencia es la que nos lleva a pertenecer y también a excluir a aquellos que no piensan o hacen lo mismo. Muchos conflictos familiares, grupales o territoriales se originan por lealtad a nuestro sistema de, y si ese conflicto no se resuelve entre quienes lo originaron, los herederos continuarán peleando, vengándose, replicando el conflicto de una manera más violenta y vengativa por lealtad a sus ancestros.
Si pertenecemos a distintos grupos con distintas reglas, pueden entrar en contradicción las reglas y valores a cumplir en uno y otro grupo, de manera tal que terminaremos sintiéndonos culpables e inocentes a la vez.
Bert Hellinger dice que «la felicidad es dual». Crecer implica romper lealtades. No podemos limitar nuestros cambios y nuestro desarrollo al miedo a perder la pertenencia. Pero sí, hay algo fundamental que debemos hacer cuando dejamos las pautas de casa, para tomar algo nuevo. Cuando dejamos la casa de nuestros padres, terminamos con una pareja, trabajo, lugar, etc., es necesario reconocer y agradecer. El alma para estar en paz, necesita de reconocimiento. Es decir darles un lugar en nuestros corazones, asintiendo a todo tal como fue, con lo bueno y con lo malo. Esto último por la experiencia vivida. Y despedirnos agradeciendo por haber hecho lugar a la nueva experiencia.
Bert Hellinger dice “A través de la Constelación Familiar y a través de mi consecuente utilización del método fenomenológico sobre la conciencia salió a la luz que cada persona tiene una buena conciencia diferente. Como consecuencia de esto, los pequeños y grandes conflictos surgen de la lucha por la hegemonía entre dos conciencias distintas – también casi todas las guerras. ¿Qué es entonces lo que conduce a la paz duradera? La superación de la propia buena conciencia a través del reconocimiento de que la otra buena conciencia tiene el mismo valor. Ella conduce al amor al prójimo más allá de los límites de nuestra buena conciencia, en concordancia con un movimiento espiritual dedicado a todo tal como es, porque ella proviene de ese movimiento, sin nuestras diferenciaciones de bueno y malo o aceptado por Dios o rechazado por él”.
La Técnica de las Constelaciones Familiares es la de hacer que, en una situación grupal, quien tiene el conflicto elija representantes para los implicados, quienes sin conocer a los personajes y a través de la información que toman del Campo se muevan libremente, de la manera que lo haría la persona que representa, mostrando con sus posturas y movimientos la dinámica en juego. El Constelador que es un especialista en lectura de imágenes, irá decodificando la trama con la confirmación de quien lleva el conflicto, promoviendo el reconocimiento de los excluidos y restableciendo el Orden Familiar respetando  los Ordenes del Amor. Llegar al Orden sana el Sistema y a quienes lo forman, esta sanación se logra hacia atrás y hacia adelante, haciendo que los posgénitos no vuelvan a repetir la historia con el intento fallido de darle un lugar a los excluidos.
Otra forma de trabajar en pos de lograr una Solución Sistémica es por medio del trabajo en consultorio con Muñecos, Plantillas, etc. Que representan a los miembros de la familia, permitiendo que el consultante descubra los desordenes y enredos, y reordene en su Alma a su Sistema Familiar.
La teoría de las Constelaciones de Bert Hellinger es de una riqueza inconmensurable y su aplicación nos permite abrir un nuevo horizonte terapéutico llegando trabajar en situaciones y conflictos, en la que ninguna otra teoría lo puede hacer. Solo experimentar la participación de un Taller de Constelaciones Familiares o una sesión con Ejercicios Sistémicos, permite ver con asombro sus resultados.
Sobre la autora:
Lic. Alicia Mabel Alfuso
Facilitadora en Constelaciones Familiares
www.mirada-terapeutica.com.ar
 

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