La vida que tenemos, la posibilidad de haber nacido y de dar vida a nuestros hijos, no sería posible si no la hubiéramos recibido de nuestros padres y estos de sus padres y éstos últimos de sus padres y así hasta el primer hombre y mujer que se unieron para dar la vida en nuestro sistema familiar.
Solemos culpar a nuestros padres de nuestros males y nuestros fracasos y muchas teorías psicológicas se centran en ello, sin solución alguna, obteniendo sólo resentimiento y alejamiento de los hijos de los padres. Bert Hellinger a través de su teoría de las Constelaciones Familiares y sus Leyes de los Órdenes del Amor (1), descubrió a través de la práctica que no podemos ser felices, ni tener éxito: laboral, profesional, de pareja, como padres, etc., si no somos capaces de tomar el amor de nuestros padres.
Por donde fluye el amor fluye la vida y cuando dejamos de tomar el amor de nuestros padres deja de fluir el combustible que nos hace ser felices y exitosos en la vida.
Nada más clarificador que las palabras de Hellinger: “¿Dónde comienza el éxito? Con el respeto y el amor hacia nuestra madre y nuestro padre. Y el que está vinculado así, tiene alegría cuando trabaja”. “Cada uno, es sus padres. Los lleva en su interior. Por lo tanto la forma más grande de honrar a los padres es cuando una persona honra a los padres dentro de sí. Una vez que ha honrado al padre y a la madre en su interior, se siente bien consigo mismo. No necesita un golpe de liberación. Está bien consigo mismo. Y si los padres han muerto, les puede decir: «Querido papá y querida mamá, en mí siguen viviendo, y yo vivo de forma tal que ustedes puedan alegrarse por ello». Eso es «dar la honra». Para el hijo eso tiene un efecto sanador y bueno. Y para los padres muertos hay paz”.
“La reverencia ante los padres es asentir a la vida tal como la he recibido, al precio al que la he recibido y al destino tal como está predeterminado para mí. La reverencia siempre va más allá de los padres. Es asentir al propio destino, a sus oportunidades y a sus limitaciones. La persona que ha hecho la reverencia de esa manera repentinamente está libre”. “Los padres no pueden ser distintos de como son, ni tampoco tienen por qué serlo. Ya que un hombre y una mujer se convierten en padres por unirse como hombre y mujer y no por ser buenos o malos. Por tanto, el hijo debe tomar su vida de los padres de la manera que éstos la dan. Los padres no pueden añadir ni suprimir nada. Tampoco el hijo puede añadir ni suprimir nada: tiene que tomar la vida tal como se la dan los padres”. “Cuando una persona está separada de su madre o de su padre tiene sólo la mitad de la fuerza vital, y si sólo tiene la mitad de la fuerza vital se vuelve depresivo. En ese caso sólo la mitad del corazón está colmada. La depresión es una sensación de vacío, no de tristeza. La depresión desaparece y la persona está bien consigo misma cuando respeta y ama a la madre y al padre”.
La teoría de las Constelaciones de Bert Hellinger es de una riqueza inconmensurable y su aplicación nos permite abrir un nuevo horizonte terapéutico llegando a trabajar en situaciones y conflictos, en la que ninguna otra teoría lo puede hacer y permite ver con asombro sus resultados. Solo experimentar la participación en un Taller de Constelaciones Familiares o de una Sesión con Ejercicios Sistémicos realizados de forma individual con técnicas que permiten representar a los miembros de la familia, permitiendo que el consultante descubra los desordenes y enredos, y reordene en su Alma a su Sistema Familiar. La nueva imagen actúa de manera sanadora.
Sobre la autora:
Lic. Alicia Mabel Alfuso
Facilitadora en Constelaciones Familiares
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