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Sabiduría de la menopausia

Así como se nos acalora el cuerpo, con los sofocos, también se nos enciende el cerebro.
Los cambios hormonales que son típicos durante la transición menopáusica conectan un interruptor que señala cambios en los lóbulos temporales, la zona del cerebro relacionada con una mayor intuición. Cómo nos influya esto dependerá en gran medida de nuestra disposición a hacer en nuestra vida los cambios hacia los que nos impulsan las hormonas durante los más o menos diez años que dura la perimenopausia.
Aunque nuestra cultura nos lleva a creer que estos cambios de humor son simplemente consecuencia de las «hormonas furiosas» y no tienen nada que ver con nuestra vida, hay pruebas sólidas de que, en realidad, detrás de muchos de los cambios hormonales que se producen en el cerebro y el cuerpo hay repetidos episodios de estrés (debido, por ejemplo, a sentimientos de ira o impotencia ante problemas en las relaciones, los hijos o la situación laboral). Esto significa que si no cambia la situación en la vida de la mujer, ya sea en el empleo, con los hijos, el marido, los padres o lo que sea, el estrés emocional no resuelto puede exacerbar el desequilibrio hormonal perimenopáusico.
En un estado hormonal pre-menopáusico normal es mucho más fácil no hacer caso de esos aspectos de la vida que no funcionan, así como se los pasa por alto con más facilidad durante la primera mitad del ciclo menstrual, el periodo en que la mujer tiende más a sentirse animada, feliz y capaz de meter bajo la alfombra los asuntos difíciles; pero eso no significa que los problemas no existan.
Cómo reconocer y atender las llamadas a despertar
Ya sea que te encuentres en una perimenopausia prematura a los 35 años o en el umbral de la menopausia, la sabiduría interior de tu cuerpo intentará atraer tu atención mediante llamadas a despertar que van creciendo en intensidad.
La primera llamada a despertar: El síndrome premenstrual
¿Qué ocurre si durante nuestros años reproductivos nos desentendemos de nuestra naturaleza cíclica, nos desconectamos de la sabiduría de nuestro cuerpo y tratamos de funcionar como si fuéramos seres lineales, con los mismos impulsos, el mismo enfoque y las mismas actitudes día tras día? Lo que ocurre con frecuencia es el síndrome premenstrual. Esta es la manera que tiene el cuerpo de la mujer de darle un codazo cada mes, con sus molestias físicas y emocionales, para recordarle el creciente volumen de problemas no resueltos que se van acumulando dentro de ella. Todo, desde la nutrición desequilibrada hasta los problemas de relación no resueltos, puede alterar el medio hormonal normal, haciendo estragos físicos y emocionales durante los años reproductivos. Hacer caso omiso de estos primeros codazos relativamente suaves, mes tras mes, dispone el escenario para recibir mensajes cada vez más intensos y urgentes. Por molestos que sean, estos dolores son nuestros aliados, nos suplican que averigüemos y veamos qué es lo que no funciona en nuestra vida. Pero no solemos hacerlo; la mayoría estamos demasiado ocupadas. Es más fácil no hacerles caso. Pero el cuerpo es insistente.
Segunda llamada:La depresión posparto
Está bien documentado que las mujeres que tienen síntomas importantes del síndrome premenstrual también son propensas a sufrir de depresión durante los primeros días o semanas después de dar a luz y suele ser un aviso, proveniente de la sabiduría interior de la madre, de que no está recibiendo el apoyo ni la ayuda que necesita en esos momentos, y que ciertos aspectos de su vida, especialmente su relación con sus padres o su pareja, necesitan atención. Si estos problemas no se resuelven, es muy probable que vuelvan a surgir durante los cambios hormonales de la perimenopausia.
Llamada anual a despertar: El trastorno afectivo estacional
Si los mensajes mensuales quedan sin atender, el cuerpo de la mujer podría enviar una llamada más fuerte al año, en forma de Trastorno Afectivo Estacional. Comienza con una intensificación de los síntomas del síndrome premenstrual durante los meses de otoño e invierno, cuando los días son más cortos y domina la oscuridad. Finalmente esto puede convertirse en una verdadera depresión y desesperación durante la época del año en que es más corta la duración de la luz diurna. Es bien sabido que exponerse a luz artificial de espectro completo durante dos horas al anochecer, para engañar al cuerpo haciéndole creer que los días son más largos, puede detener la depresión, el cansancio o la irritabilidad causados por este trastorno. Pero sin el uso continuado de luz artificial, los síntomas vuelven a aparecer al siguiente otoño, a menos que se haga caso a esta llamada a despertar. La relación entre el síndrome premenstrual y el Trastorno Afectivo Estacional es un buen ejemplo de cómo la sabiduría de las mujeres está codificada simultáneamente en nuestros ciclos mensuales y en el ciclo anual de las estaciones.
La perimenopausia: La madre de todas las llamadas a despertar
Para muchas mujeres, la perimenopausia puede ser “el síndrome premenstrual multiplicado por diez”, particularmente para aquellas que, por uno u otro motivo, desconectan los timbres de las llamadas mensuales y estacionales en lugar de hacerles caso. Esto no es negar los efectos físicos directos del cambio en los niveles hormonales. Está demostrado que cualquier síntoma desagradable que se presenta durante los periodos de cambios hormonales se amplifica y se prolonga si la mujer lleva una pesada carga de bagaje emocional. Estos síntomas son la sabiduría del cuerpo, que implora una y otra vez que se atiendan esos problemas no resueltos. Durante todos los años reproductivos de la mujer, se establece una especie de “deuda”, en la que los problemas existentes y futuros se van acumulando y van generando intereses por cada mes que pasa sin pagar la deuda.
Así pues, la mujer normal, bendecida con alrededor de 480 periodos menstruales y 40 ciclos estacionales que la llevarán al umbral de su menopausia, recibe unos 500 informes de progreso. ¿Cómo van su salud física y su nutrición? ¿Cómo están sus emociones? ¿Qué ocurre en sus relaciones personales y en su profesión? ¿Introduce placer en su vida diaria o se pone en último lugar? Ha tenido alrededor de 500 oportunidades de resolver esos problemas, o de meterlos bajo la alfombra. Durante la perimenopausia, el proceso se intensifica. Nuestro yo interior, que durante años ha intentado captar nuestra atención, hace un último intento, mediado por las hormonas, para lograr que encaremos las necesidades, las carencias y los deseos que hemos ido acumulando. Es probable que este se convierta en un periodo de enorme alboroto emocional, en la medida en que nos esforcemos por forjarnos una nueva vida, una vida que se acomode a nuestro yo emergente. Externa e internamente, este periodo es un reflejo de la adolescencia, época en la que nuestro cuerpo y nuestro cerebro también pasaron por importantes cambios hormonales que nos dieron la energía necesaria para afirmar nuestra individualidad, independiente de nuestra familia, y ser las personas que estábamos destinadas a ser. En la menopausia, reanudamos el proceso desde donde lo dejamos en la adolescencia.
Es el momento de acabar la tarea.
Investigación de Vera Alaniz para TodoSalud
Fuente :“La sabiduría de la menopausia”
Libro de la Dra. Christiane Northrup
Editorial Urano
 

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