¿Qué sabemos de él?
Cuando pensamos en alimentos ricos en calcio siempre nos acordamos de los lácteos, pero deberíamos de saber que no son los mejores ni los únicos. El calcio es el mineral más abundante de nuestro cuerpo y lo necesitamos, en colaboración con el fósforo, para proteger y fortalecer huesos y dientes.
También ayuda en los procesos de coagulación sanguínea, en la función cardíaca y en el sistema nervioso. Aparte de tomar el calcio necesario debemos tener en cuenta una serie de factores que influyen en la correcta asimilación del calcio.
¿Es imprescindible para el ser humano tomar leche?
La leche humana materna contiene menos calcio que la leche de vaca, y aun así, los bebés que maman absorben mejor el calcio que los bebés que toman leche de vaca.
Actualmente, numerosos estudios científicos señalan la leche de vaca como uno de los partícipes en algunos problemas de salud como alergias, asma, diabetes juvenil, aumento y acumulación de mucosidades, agotamiento de nuestras defensas y fatiga crónica.
Aunque hay personas que por su tipo corporal pueden asimilar mejor la leche de vaca, si se es propenso a las enfermedades expuestas anteriormente, es mejor disminuir al máximo los lácteos, y substituirlos por los alimentos ricos en calcio, vegetales, que aparecen en el siguiente apartado.
Alimentos ricos en calcio no lácteos
Si nos paramos a observar la naturaleza veremos que animales con grandes estructuras óseas como las jirafas, vacas, elefantes o caballos se alimentan de hojas verdes (muy ricas en calcio y magnesio). Esto también nos da una idea de la falsa necesidad de los productos lácteos para construir y mantener nuestros huesos fuertes.
Dentro del mundo vegetal destacan los siguientes alimentos ricos en calcio: el sésamo, semillas de Chía, almendras, avellanas, nueces, hortalizas como el brócoli, repollo, coles, berros, perejil, legumbres y garbanzos. Otros alimentos ricos en calcio son las algas kombu y wakame.
Asimilación y pérdida del calcio
Nuestro cuerpo absorbe mejor el calcio de las verduras, semillas, frutos secos y algas. Se cree que es debido a que contienen ciertas cantidades de fósforo.
Tomar el Sol resulta beneficioso porque ayuda a que nuestro cuerpo fabrique vitamina D, favoreciendo la absorción del calcio.
Nuestro cuerpo necesita una parte de magnesio por cada dos de calcio, ya que ambos intervienen en el proceso de mineralización de los huesos.
El magnesio interviene en numerosas funciones vitales. Podemos encontrar magnesio, principalmente, en el germen de trigo, las algas kelp, el sésamo, la levadura de cerveza, el cacao y las legumbres.
Debemos tener en cuenta que comer demasiada proteína animal, poner demasiada sal a las comidas y el azúcar blanco aumentan la eliminación de calcio a través de la orina.
El azúcar blanco refinado y otros alimentos refinados (como las harinas blancas) apenas contienen minerales. Cuando consumimos este tipo de alimentos, nuestro cuerpo, para metabolizarlos, necesita calcio y magnesio, que “toman” de nuestros huesos.
A la larga, si nuestra alimentación está basada en este tipo de alimentación refinada nuestro cuerpo generará un déficit de magnesio y calcio, y terminará por sufrir sus consecuencias.
¿Cuándo podemos necesitar un suplemento extra?
Los excesos, como en otros muchos ámbitos, pueden generar problemas. Así, si tomamos demasiado calcio puede aumentar el déficit de hierro y zinc, favorecer el riesgo de formación de cálculos renales, o acumularse en el sistema cardiovascular. Lo ideal es aproximarse lo más posible a las cantidades recomendadas. Tomar alimentos ricos en calcio de origen vegetal. Que nuestra dieta tenga buenos aportes de magnesio, fósforo y vitamina D para la correcta asimilación del calcio.
Mi consejo para despreocuparnos del calcio es que se tome con frecuencia los alimentos arriba mencionados, y que se disminuyan o eliminen los descalcificantes o que impiden su absorción. Y tomar el sol sin protección unos 15 minutos tres veces por semana para activar la vitamina D.
Para TodoSalud
Vera Alaniz
Fuente: www.enbuenasmanos.com

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