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La primera búsqueda es siempre interior

Responder estas preguntas es conocerme, descubrirme, quitarme las máscaras, conectarme con lo que siento más allá de todo, y mostrarme tal cual soy, sin depender de la opinión y vista de los demás.

Responder estas preguntas es sincerarme, verme tal cual soy, asumir la responsabilidad de lo que hago y de lo que digo. Asi que empecemos por el principio. ¿Quién soy? Para ello encontré este relato que creo puede ser muy ilustrativo.

Había una vez, en algún lugar que podría ser cualquier lugar, y en un tiempo que podría ser cualquier tiempo, un hermoso jardín, con unos manzanos, naranjos, perales, bellísimos rosales, todos ellos felices y satisfechos. Todo era alegría en el jardín, excepto por un árbol profundamente triste. El pobre tenía un problema: ¡No sabía quién era!

– “Lo que le falta es concentración”, – le decía el manzano.
– “Si realmente lo intentas, podrás tener sabrosísimas manzanas. Mira qué fácil es”.
– “No lo escuches”, exigía el rosal. “Es más sencillo tener rosas, y mira que bellas son!”.

Mientras tanto el árbol desesperado, intentaba todo lo que le sugerían, y como no lograba ser como los demás, se sentía cada vez más frustrado.

Un día llegó al jardín el búho, la más sabia de las aves, y al ver la desesperación del árbol, exclamó:
– “No te preocupes. Tu problema no es tan grave. ¡Es el mismo de muchísimos seres sobre la tierra! Yo te daré la solución: “No dediques tu vida a ser lo que los demás quieran que seas. Sé tu mismo. Conócete, y para lograrlo, escucha tu voz interior”. Y dicho esto, el búho desapareció.

El árbol entró en desesperación. – ¿Mi voz interior? ¿Ser yo mismo? ¿Conocerme?”- Se preguntaba, cuando de pronto cerrando los oídos comprendió que jamás podría dar flores o frutos, pero sí podría crecer grande y majestuosos para darle cobijo a las aves, sombra a los viajeros y belleza al paisaje. Había descubierto su misión. Fue así que se sintió fuerte y seguro de sí mismo, comenzó a hacer todo aquello para lo cual estaba destinado, y fue admirado y respetado por todos.

Recordando este cuento me pregunto y te pregunto: “¿Cuántos serán robles que no se permiten a sí mismos crecer? ¿Cuántos son rosales que, por miedo al reto, sólo dan espinas? ¿Cuántos naranjos hay que no saben florecer?”. En la vida todos tenemos un destino que cumplir, un espacio que llenar, algo para dar, un don que desarrollar. Y vos ¿qué tenés dar? ¿Cuál crees que es tu don? ¿Por qué crees que naciste? ¿Por qué crees que estás en esta vida, en este momento, en este tiempo? ¿Por qué te reconocen? ¿Qué es lo que te hace diferente? ¿Cuál es la impronta que dejarás al mundo?

Finalmente ¿algo te impide ser quien querés ser? No dejes que nada ni nadie te impida ser lo que querés ser. No vueles por debajo de tu sueño.

¿Qué sos? ¿Roble? ¿Rosal? ¿Limonero? ¿Quién sos?

Sobre la autora
Prof. Psicología: Carmen Bonannata Vinciguerra
Terapia Floral.
Asistencia para el desarrollo personal
viviresrealizarse@ciudad.com.ar

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