Si bien el hígado no es el único órgano encargado de desintoxicar el cuerpo, podemos considerarlo como el gran director de una orquesta compuesta por el intestino, los riñones, los pulmones y la piel.
Tal vez no seamos conscientes de ello, pero muchos de los artefactos que nos traen comodidad están poniendo en riesgo continuo nuestra salud, y como es prácticamente imposible deshacerse de ellos, tenemos que buscar la forma de sobrevivir con el menor efecto negativo para nuestro equilibrio orgánico. Para lograrlo, la mejor estrategia (si no podemos irnos a vivir a una isla desierta y comer lo que nos da la naturaleza) será hacernos amigos de nuestro hígado y ayudarle a funcionar lo mejor posible.
El hígado no descansa y dependemos de él para eliminar bacterias, virus, parásitos, colorantes, pesticidas, medicamentos y un sinfín de porquerías que nos invaden segundo a segundo. Cuando ésta agresión se magnifica por nuestro erróneo estilo de vida, comienzan las manifestaciones de nuestro estado de toxemia en forma de acné, picores, sarpullidos, dolores de todo tipo, problemas digestivos, cansancio y enfermedades «a la carta».
Si a esta altura ya has llegado al convencimiento de que el hígado necesita ayuda encontrarás en el Cardo mariano (Silybum marianum), también conocido como Cardo lechoso, al mejor amigo que este órgano pueda tener; las semillas de esta planta protegen, estimulan e incluso fomentan la regeneración del tejido hepático.
Desde el punto de vista de la medicina biológica, los naturópatas solemos recomendar como base de cualquier tratamiento una profunda desintoxicación previa; no importa la enfermedad que se padezca, con un terreno intoxicado se hará mucho más difícil restaurar un equilibrio saludable, si es que éste fuera posible de alguna manera.
La silimarina, el principal componente activo del cardo mariano, se utiliza para tratar con éxito hepatitis, cálculos biliares, cirrosis, psoriasis, mononucleosis, fatiga, intoxicación por medicamentos, lupus, entre otras patologías.
Todas las condiciones que afectan al hígado pueden experimentar alivio utilizando sistemáticamente el Cardo mariano. En cualquier caso, con la cantidad de agresiones que sufre este órgano hoy en día (medicamentos, aditivos químicos en los alimentos industrializados, agrotóxicos, metales pesados, contaminación ambiental, alcohol, drogas ilícitas), no es necesario que el hígado se enferme para cuidarlo, y podemos hacer curas de salud una o dos veces al año.
La silimarina actúa como antioxidante, favorece la regeneración hepática, facilita la digestión de grasas e inhibe el ingreso de sustancias tóxicas en las células de este preciado órgano. También se lo ha utilizado muchas veces como ayuda para personas con hepatitis o con el órgano severamente afectado por hábitos como el alcoholismo, el uso de drogas o la exposición a algún veneno (en profesiones como la agricultura o industrias con uso de contaminantes).
Al respecto el Dr. Joseph Pizzurno, fundador de la Universidad de Bastyr, en el estado de Washington (EE.UU.) sostiene:
«El cardo mariano posiblemente sea el agente protector hepático más potente que se conoce. ¡Es tan efectivo, que en experimentos realizados con ratones, si se administra cardo mariano a los pocos minutos de ingerir la mortal Amanita phalloides (un hongo venenoso) la muerte no sólo es evitada, sino que apenas se encuentra daño hepático!».
Numerosos estudios científicos avalan las propiedades del Cardo mariano y/o la silimarina, amén de un uso tradicional documentado por más de 2.000 años, avalan su indicación en los siguientes casos:
- Hepatitis crónica.
- Antioxidante.
- Cirrosis alcohólica.
- Diversas formas de envenenamiento.
- Prevención del daño hepático causado por medicamentos.
- Digestiones lentas.
- Hígado perezoso o insuficiencia hepática menor.
- Cálculos en la vesícula.
- Cefaleas y migrañas de origen hepático.
- Podría reducir el riesgo de cáncer de mama.
- Hay evidencias que podría brindar protección a la integridad renal y aliviar la psoriasis.
- Se recomienda en casos de reuma, ciática, artritis y artrosis por la necesidad que hay en estos casos de eliminar toxinas.
- Por las mismas razones puede ser útil en los tratamientos contra el sobrepeso.
Aún a dosis elevadas el Cardo mariano no tiene ningún efecto secundario conocido; en algunos casos se presenta malestar estomacal cuando consumen silimarina, lo cual se resuelve disminuyendo la dosis y aumentándola gradualmente.
Forma de Uso
La infusión de Cardo mariano no es la forma más efectiva de obtener el beneficio de estas semillas, puesto que la silimarina es un principio activo que no solubiliza bien en el agua, por lo tanto, se suele recomendar en cápsulas, comprimidos y extractos, según la indicación del fabricante.
Infusión: se utiliza una cucharada de postre de semillas machacadas por taza de agua hirviendo y se deja reposar veinte minutos.
Polvo: es la mejor forma de aprovechar los principios activos del Cardo mariano y se puede elaborar en forma casera utilizando un molinillo de café. Se consume 1 gramo, tres veces al día.
Tintura: habitualmente se recomienda treinta gotas, tres veces al día.
Sobre el autor
Pablo de la Iglesia
Naturópata
www.poreldespertar.com