Se puede hacer mucho con las esencias florales para brindar calidad de vida a las personas mayores. Encuentre las bases para un estilo de vida alternativo en el que la vida se vive minuto a minuto.
Dos mujeres cumplen setenta años, pero cada una de ellas le da un significado diferente a ese dato. Una «sabe» que su vida se acerca al final. Para ella, siete décadas de vida significan que su cuerpo debe estar desmoronándose, y que será mejor empezar a poner en orden sus asuntos. La otra mujer decide que lo que una persona sea capaz de hacer a cualquier edad depende de sus creencias, y establece un criterio más elevado para sí misma. Decide que el montañismo puede ser un buen deporte para iniciar su práctica a los setenta años de edad. Durante los veinticinco años siguientes se dedica a dominar esta nueva aventura, y llega a escalar algunos de los picos más altos del mundo, hasta que en la actualidad, ya entrada en los noventa, Hulda Crooks se ha convertido en la mujer más anciana que ha escalado el Monte Fuji. (Fuente: «Poder sin límites» de Anthony Robbins)
¿Qué esencias usar cuando pasamos los 60? ¿Existe acá mismo, Planeta Tierra, mientras todavía respiramos, la «vida después de la vida»? En una reconocida institución de Brasil, parecen decirle Sí a la Vida, y los ancianos que allí viven han recuperado muchas de sus actividades juveniles, acompañados de las Flores de Saint Germain.
Las esencias de Leucantha, Saint Germain y Cidreira son las campeonas en el uso.
•Leucantha da consuelo y amor a quien se siente rechazado o perdió su identidad. Trae aceptación y entendimiento.
•Saint Germain alivia la tristeza y trae fe. Quienes la usan vuelven a ver la belleza en la vida.
•Cidreira ayuda a relajarse y tener un sueño más tranquilo.
Otras esencias frecuentes: Embaúba, que trabaja las tristezas, Geranio, que da el empujón necesario para que la persona continúe, Sorgo que acoge a quienes traen dificultad de adaptarse a un nuevo hogar. También Fórmula Leucantha y Madressilva disuelven el abandono, la carencia, la soledad y la sensación de extrañar. Por otra parte, Goiaba aleja los miedos, incluso el de la vejez y el de morir; Allium estimula la reacción y protege; Ipe Roxo disminuye el estrés, el desánimo, y aumenta la vitalidad. (Fuente: Revista Brasilera de Terapia Floral).
Las flores nos ayudan a aprender que la vida siempre está terminando, pero siempre está recomenzando. Quiero terminar este artículo con una frase que alguien muy querido compartió conmigo hace poco: «lo peor no es morirse, lo peor es no haber vivido».
Sobre la autora
Neide Margonari
Directora de Florales de Saint German
Asesoró: FULTENA
Fundación Latinoamericana de
Terapias Naturales
elondner@londner.com.ar
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