in

El arte de no enfermarse

Quien no habla de sus sentimientos, emociones y sentimientos escondidos, reprimidos llega a enfermarse de gastritis, úlcera, dolores lumbares, dolor en la columna y con el tiempo, la represión de los sentimientos llevarnos a enfermedades crónicas o incurables.
Es necesario sincerar, confidenciar, compartir nuestra intimidad, nuestros “secretos”, nuestros errores. El diálogo, el hablar, la palabra, es un poderoso remedio.
Quien no toma decisiones, permanece en la duda, acumula problemas, preocupaciones, frustraciones. Para decidir es preciso saber renunciar, saber perder algunas cosas para ganar otras. Las personas indecisas son víctimas de dolencias nerviosas, gástricas y de la piel. Quien no busca soluciones, se mantiene en la negatividad no solo no consigue soluciones sino que aumentan sus problemas. Prefiere la lamentación, la murmuración, el pesimismo. Somos lo que pensamos. El pensamiento negativo genera energía negativa que se transforma en enfermedad.
Quien vive de apariencias, quien esconde la realidad, finge, vive en un “como si…”, quiere siempre dar la impresión de estar bien, quiere mostrarse siempre tranquilo, perfecto, alegre, está acumulando un gran peso sobre sí, lo que lleva a la rigidez, las contracturas, los dolores.
Es necesario aceptarnos. El rechazo de sí mismo, la ausencia de autoestima, hace que nos volvamos ajenos de nosotros mismos. Ser uno mismo es el núcleo de una vida saludable. Quienes no se aceptan a sí mismos, son envidiosos, celosos, imitadores, competitivos, destructivos. Aceptarse, aceptar ser aceptado, aceptar las críticas, es sabiduría. Es necesario confiar. Quien no confía, no se comunica, no se abre, no se relaciona, no crea relaciones estables y profundas, no sabe hacer amistades verdaderas. Sin confianza, no hay vínculo. La desconfianza es falta de fe en sí, en los otros y en Dios.
No vivir en la tristeza. El buen humor, la risa, el reposo, la alegría, recuperan la salud, permiten una buena calidad de vida. La persona alegre tiene el don de alegrar el ambiente donde vive. La alegría es salud.
El Dr. Edward Bach dice que el origen de la enfermedad está en el conflicto que se genera entre el alma y la personalidad. Y en ese conflicto aparecen nuestras emociones negativas primer síntoma, que de no ser tenido en cuenta, es la puerta para la enfermedad física. Es por eso que el Dr. Bach trabajó para encontrar sus esencias florales que trabajan sobre el cuerpo emocional las que a través de un proceso terapéutico ayudan a las personas a transformar sus emociones negativas en positivas: alegría, amor, compasión, confianza, coraje, decisión, amor a sí mismo, etc.
Los remedios florales tienen la cualidad de elevar nuestras vibraciones energéticas y abrirnos a la recepción del yo espiritual; de esta manera la Naturaleza, con su virtud particular, nos libera de lo que es la causa de la enfermedad. No hay verdadera curación si no hay cambio de perspectiva, paz espiritual y felicidad interior.
Los remedios florales ejercen una influencia notable sobre la personalidad y ayudan al bienestar general independientemente de la estructura caracterológica del individuo, pues serán eficaces aún cuando la persona no crea en su acción benéfica e independientemente del nivel de evolución de su conciencia, y su efecto puede ser aumentado sensiblemente mediante el trabajo conciente, lo que implica un trabajo terapéutico en el que la persona comprenda el proceso que lo ha llevado a su enfermedad y acompañe el proceso de su sanación.
Sobre la autora
Lic. Alicia Mabel Alfuso
en Terapia Floral Dr. E. Bach
M.I. 0276-008
Psicóloga Social – Astróloga Humanística
Reiki Master-Ejercicios Constelatorios
www.mirada-terapeutica.com.ar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Masaje con obsidianas

Mujer feliz multiorgásmica

S.O.S mamás