Mantener una alimentación equilibrada durante el invierno es un gran desafío para muchos, ya que las bajas temperaturas propician la ingesta de comidas más suculentas y generalmente con mayor cantidad de calorías y grasas.
Debemos prestar especial atención a lo que comemos en esta época, priorizando una alimentación variada y completa en nutrientes que ayude a nuestro organismo a adaptarse a las bajas temperaturas, previniendo la aparición de enfermedades estacionales. Las comidas de invierno deben contribuir a mantenernos sanos, satisfechos y cuidarnos del frío, pero esto no significa que por ello debamos aumentar las calorías que ingerimos, sino transformar esas comidas que nos gustan en platos saludables, que cuiden nuestra salud y principalmente la de nuestro corazón. Para esto, promovemos una adecuada selección de alimentos junto a su correcta distribución a lo largo del día, regulando las porciones que ingerimos. La regla de oro es empezar el día con un buen desayuno que incluya un lácteo descremado, hidratos de carbono complejos (pan, vainillas, cereales ricos en fibra), y una fruta. Con esto, ya tenemos la mañana asegurada, estando bien nutridos y preparados para enfrentar el día.
Entre horas podemos aprovechar para tomar infusiones, como sopas y caldos de verduras. En las comidas principales, recomendamos tener en cuenta las verduras de estación, no sólo para conseguir mejor calidad sino también para cuidar el bolsillo. Las coles en general, zanahorias, zapallo, apio, puerros, berenjenas, chauchas, remolacha, rabanitos, acelga, espinaca y alcauciles son los protagonistas de esta época, sugerimos aprovecharlos. Recordemos que cuanta mayor variedad y color tenga el plato, mayor será el beneficio para nuestro cuerpo. Si somos fanáticos de las “comidas de cuchara”, podemos comer un rico guiso cardiosaludable que contenga cortes magros de carnes, verduras y legumbres o cereales. Las legumbres como las lentejas, porotos, garbanzos y arvejas, aportarán una interesante cantidad de fibra y proteína a nuestra comida. También, podemos innovar agregando quínoa o cebada perlada, y transformar esa comida en otra que sigue siendo suculenta pero con un perfil y calidad nutricional superior a los convencionales.
Las carnes también son fundamentales en nuestra alimentación. Podemos variar entre diferentes cortes (preferentemente magros) y tipos. El cerdo puede ser un gran aliado para nuestro corazón por el tipo de grasas que contiene. También es recomendable el consumo de pescado al menos 2 veces a la semana. Si optamos por un pescado azul (atún, caballa, sardinas, salmón) tendremos un beneficio cardioprotector adicional gracias al omega 3 que aporta.
Las frutas, ricas en antioxidantes, como los arándanos y los cítricos, también deben estar presentes en nuestra mesa, al menos dos veces al día.
Por último, no nos olvidemos de las grasas, que podemos consumirlas con moderación priorizando las procedentes del reino vegetal como los aceites, semillas, frutos secos, la palta y las aceitunas.
Recordemos que pequeños cambios en nuestra alimentación y estilo de vida pueden ayudar a cuidar nuestro cuerpo, afrontando con energía el invierno para proteger nuestra salud.
Sobre la autora
Lic. María Perversi
Nutricionista / Matrícula: 3468
Fundación Cardiológica Argentina
www.fundacioncardiologica.org