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EL CEREBRO Y EL INTESTINO

PREBIÓTICOS Y PROBIÓTICOS

Mientras que el cerebro influye en el movimiento intestinal, la secreción de jugos y el equilibrio microbiótico, la microbiota lo hace en el estrés, el humor o el comportamiento.

Entre nuestro cerebro y el sistema digestivo hay una relación muy estrecha en la que resulta clave la microbiota. Tanto, que el desequilibrio en las bacterias intestinales tiene mucho que ver con la ansiedad y los trastornos del estado de ánimo. 

¿CÓMO SE COMUNICAN EL INTESTINO Y EL CEREBRO?

El eje intestino-cerebro se refiere a la comunicación que existe entre estos dos órganos. Esta conexión se establece a través de tres vías: el nervio vago, el sistema circulatorio (mediante la liberación de hormonas, como la serotonina o la dopamina, metabolitos y neurotransmisores) y el sistema inmune (por la acción de las citoquinas).

El nervio vago es el nervio craneal más largo y conecta nuestro cerebro con casi todos los órganos esenciales del cuerpo, entre ellos, el estómago y los intestinos. Por él pasa la mayor parte de la información que posibilita esta conexión.

Según detalla la revisión “El eje microbiota-intestino-cerebro y sus grandes proyecciones”, el cerebro influye en:

  • El movimiento intestinal.
  • Secreción de jugos.
  • Equilibrio microbiótico.

Por su parte, la microbiota influye en:

  • Neurotransmisores.
  • Estrés y ansiedad.
  • Humor.
  • Comportamiento.

EL ORIGEN DE LA RELACIÓN INTESTINO-CEREBRO

En 2004, un profesor del Departamento de Medicina Psicosomática de la Universidad de Fukuoka (Japón), Nobuyuki Sudo, publicó en “The Journal of Psysiology” un artículo en el que mostraban que ratones que no poseían flora intestinal reaccionaban al estrés de manera mucho más exagerada y producían menos factores neurotróficos (unas proteínas necesarias para la supervivencia de las neuronas) que aquellos que poseían una flora intestinal adecuada. Sin embargo, cuando a estos ratones se les administraba una especie bacteriana concreta, Bifi dobacterium infantis, la respuesta al estrés era más controlada.

Este documento formulaba la hipótesis de la conexión entre el intestino y el cerebro. Posteriormente, como ocurre en la ciencia, diversos grupos científicos han empezado a investigar sobre esta cuestión, aumentando, desde hace 5 o 10 años, el interés por esclarecer cuál es la relación, las implicaciones que esto conlleva a nivel clínico y su posible potencial terapéutico.

En 2021, publicaron un documento sobre la microbiota y el uso de probióticos y prebióticos en patologías neurológicas y psiquiátricas, en el que se revisaba todo lo publicado hasta el momento y que sirviera de guía. Según este documento, todavía es necesario identificar su actuación en la microbiota, intestinal, para poder desarrollar probióticos y prebióticos específicos y eficaces para las diferentes alteraciones neurológicas y psiquiátricas.

PREBIÓTICOS Y PROBIÓTICOS, ¿UNA SOLUCIÓN?

Existe abundante bibliografía sobre la utilización de probióticos y prebióticos en la mejora de la microbiota intestinal. “los prebióticos y probióticos pueden promover las funciones beneficiosas para la salud de la microbiota intestinal. Sin embargo, de manera general, no es preciso su ingesta para mantener una correcta microbiota intestinal, solo en determinadas situaciones”. Para conseguir una microbiota sana, Guerra aconseja “mantener una dieta sana, evitar alimentos ultraprocesados y hábitos tóxicos, incluyendo el tabaco”. Antes de la utilización de prebióticos y probióticos, recomienda consultar con el médico para valorar la idoneidad de tomar estos productos.

En la utilización concreta de probióticos para combatir trastornos como la depresión o la ansiedad, el presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental, Manuel Martín, hace hincapié en que hay que tener en cuenta que “hay muchas cepas distintas, lo que hace que sea difícil encontrar una específica para combatir la depresión y, sobre todo, darlo con un grado de evidencia como la que existe cuando uno pone un tratamiento o una psicoterapia. Actualmente, disponemos de muchos datos que abren unas posibilidades muy interesantes, pero de una manera incipiente”.

Para TodoSalud Vera Alaníz
FUENTE: www.consumer.es

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