Después de las vacaciones pueden llegar a aparecer manchas, eritemas por exceso de exposición al sol sin protector. También patologías como erupciones y lo más común es el desecamiento de la piel y decoloración de cabello, teñido o no. A la vuelta una se tiene que poner en campaña en reparar según cuál haya sido el cuidado.
La exposición durante el verano, llámese sol, calor, clima seco o viento, predisponen a una mayor deshidratación de la piel. Luce más tirante, opaca, con líneas finas blanquecinas tanto en la piel del rostro como el cuerpo, especialmente cara anterior de las piernas. En la medida en que esas exposiciones sean reparadas simultáneamente, con sueros enriquecidos con antioxidantes, Vitaminas A, C y E, retinol, y ácidos suaves, la piel se mantiene menos resentida hacia el fin del verano. Obviamente a estos sueros se le deben sumar humectantes y protectores, adecuados a cada piel, para terminar de cerrar el “círculo”: reparo, protejo y humecto. Ésta sería en síntesis una buena combinación.
Sin embargo, si la exposición fue prolongada, la sequedad va a ser más profunda. Esto va a obligar a realizar algunas sesiones de gabinete reparadoras luego del verano. En cuanto al tratamiento de manchas, láser y luz pulsada son el tratamiento más novedoso. Después el peeling y cremas blanqueadoras siguen teniendo vigencia. En el caso del láser, durante 30 días no se puede exponer al sol y debe usar protector solar, por eso se aconseja hacerlo en los meses “fríos”.
Para la hidratación facial lo que recomiendo es nutrir de forma seriada. Es decir, se limpia, se exfolia la piel, se nutre e hidrata a partir de una sesión de electroporación, que es el pasaje de sustancias hidratantes y nutritivas a través de la electricidad. Luego se aplica una máscara nutritiva y se humecta. En cuerpo, también se lleva a cabo este procedimiento, complementado con peeling corporal e hidratación intensa, en dos sesiones cada 15 días.
Con respecto a los cuidados en casa, se pueden usar los sueros vitaminazados que sirvieron durante la exposición. Su uso debe repetirse por la noche. A esto se le agrega la humectación para cada piel. Se recomiendan exfoliaciones suaves, aplicación de ácidos glicólico y mandélico, que son muy útiles en esta época en que el ácido retinoico debe evitarse.
Por otra parte, conviene hacer un control de manchas y lunares post vacaciones y previamente al verano, en octubre o noviembre y luego en abril o mayo, cuando la estimulación del sol pasó y el lunar vuelve a quedar en sus condiciones naturales.
Con respecto a las pieles jóvenes suelen observarse rebrotes de acné, porque el sol, si bien mejora las lesiones con pus, luego vuelven a aparecer. El sol favorece la aparición de comedones. En marzo es común que vuelvan con rebrotes en la frente, aunque hay que tener en cuenta que son transitorios y deben ser tratados según corresponda. Existen tratamientos que pueden actuar de forma local, vía oral, con ingesta de antibióticos. En gabinete se pueden hacer peelings, limpiezas de cutis. Estos rebrotes pasan en 30 a 40 días.
Sobre la autora
Dra. Irene Bermejo
Médica Dermatóloga
MN 60438
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