La medicina tradicional china es una disciplina que interviene en la salud humana buscando mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Para esto utiliza métodos no invasivos como la acupuntura, el masaje chino también llamado Tuina, la moxibustión (que consiste en calentar algunos puntos de acupuntura), y ventosas. También se utilizan hierbas medicinales, aunque según otros principios a los de la fitoterapia occidental; y se trabaja con ejercicios terapéuticos respiratorios destinados a regular el flujo de energía, fortalecer el cuerpo, adiestrar y calmar la mente, que llamamos Qi Gong.
Esta medicina tradicional y milenaria tiene como ventaja fundamental que contempla todos los aspectos del ser, lo físico, lo emocional e incluso lo espiritual, como parte del problema y de la solución. Además no utiliza métodos farmacológicos de síntesis que adormecen las señales de desequilibrio, sino que van a la causa y estabilizan la energía, proponiendo cambios saludables que tengan efectos a corto y largo plazo.
En MTC, como se suele abreviar, se considera al estrés como una falta de ubicuidad de las relaciones entre nuestro cuerpo y nuestra mente, ante los avatares propios de la vida, situación que genera una desarmonía de la energía que fluye de nuestros órganos internos. Tenemos que definir al estrés como un desorden de energía que es basal y constitutivo para la vida, pues esta se manifiesta permanentemente en períodos o estadios de tensión que tienden a la estabilización.
Esto implica un esfuerzo de nuestro sistema neuroendocrino por lograr el objetivo de la supervivencia, considerando que nuestro cuerpo es el de un cazador del neolítico y las adaptaciones biológicas son más lentas los cambios sociales. Todo este cúmulo de señales de alarma que se despiertan ante la incertidumbre, provocada por ejemplo ante el desempleo, la inseguridad real o sensorial generada por los medios de comunicación; o simplemente, cuando nuestra respuesta defensiva sería una conducta violenta como golpear, correr huyendo o gritar furioso porque no nos gusta lo que dijo nuestro jefe, o nos llega la boleta de la luz o el gas con un aumento desmesurado.
Emociones y órganos
En estos casos, nos vemos sometidos a la ejecución de una respuesta social como la aceptación, una sonrisa, o conducta flemática, cuando lo que nuestro cuerpo pide es otra satisfacción al caudal de energía que hemos liberado para defendernos ante el ataque que siente nuestro sistema.
Justamente es en ese circuito del estrés donde se entiende cómo nuestras emociones afectan lo fisiológico y lo orgánico, básicamente porque todo es energía que se desequilibra, se bloquea, se estanca, drena en exceso o colapsa. Entonces sabemos que el intenso miedo daña nuestro riñón, la preocupación sostenida afecta el bazo, la tristeza al pulmón, la ira- comprendiendo en ella también la ira reprimida – afecta nuestro hígado. Cuando mencionamos órganos en medicina china, cabe aclarar, no hablamos específicamente de ellos, sino de un aspecto de la energía vital que se funda en esos órganos y a la vez, influye en ellos. Por ejemplo, la ira puede ser signo de un desequilibrio en la energía del hígado debido a exceso de chi o puede suceder que ante un episodio nos enfurezcamos y horas después, notemos que tenemos un “ataque de hígado” o un dolor de cabeza con esa raíz.
Un punto clave
Al realizar las estrategias que propone la medicina china, utilizamos caminos diferentes para restablecer el flujo de la energía de los órganos antes mencionados, pues cuando la energía se disipa o baja provocando los efectos de lo que en Occidente llamamos estrés aplicamos moxibustíón sobre los puntos específicos , por ejemplo cuando el qi del corazón está en desorden, excitado, podemos utilizar el punto 7 del meridiano del corazón, localizado en el pliegue palmar de ambas muñecas a nivel del hueso pisciforme; la presión o calentar este punto de una distancia de dos centímetros con un sahumerio durante 1 ó 2 minutos puede ayudar cuando una persona está con estado de excitación mental, insomnio, palpitaciones o intranquilidad.
El primer consejo para regular la energía sería respirar armoniosamente. El segundo, escuchar lo que dice mi interior antes de tomar decisiones que afecten mi vida o la de los demás. Como práctica, propongo descansar bien, no acostarse con el estómago lleno y antes de dormir masajear con una toalla la planta de los pies; estas son pequeñas conductas que permitirán al organismo la recuperación y armonización de la energía. Además, por supuesto, visitar regularmente a su acupunturista.
Sobre el autor
Lic. Daniel González Barreiro
Presidente del Colegio de Acupuntores y Naturópatas
www.acupuntores.org.ar