Aunque solemos decir que el amor está por encima de todo, vemos que muchas veces el resultado no es el esperado.
Una pareja que se casa enamorada y al poco tiempo comienza a agredirse, faltarse el respeto, no pude vivir en paz porque hay conflictos con la anterior pareja y al tener sus propios se dificulta la integración con los anteriores. Una madre que ama a sus hijos y les da todo lo mejor, sacrificándose ella misma para que sus hijos tengan lo que ella no tuvo, no les va bien en la escuela o se drogan. Una pareja que pospone sus deseos y sus tiempos de encuentro por elegir y darles todo a sus hijos y éstos no los respetan como padres. Una empresa donde se elije el mejor profesional como jefe o gerente y los empleados no lo respetan o generan peleas internas. En todos estos casos donde el amor está primero y se lo privilegia, vemos que también prevalece el conflicto.
¿Será entonces que anteponiendo el amor, privilegiando el amor, no alcanza? Bert Hellinger pudo ver, y en eso se basa su teoría, que al amor es fundamental, pero que antes que el Amor está el Orden. Él dice que “Primero está el orden y luego el amor”. Y únicamente de esta manera, podemos resolver los conflictos en una red familiar o vincular. Hellinger habla de varios órdenes que son universales. Algunos de ellos son:
El orden de la vinculación:
No podemos resolver nada si no aceptamos que existe un vínculo. Cuando decimos: “Para mí él/ella, no existe”, “Este problema lo creó él/ella”. “Yo no tengo nada que ver con esta persona”. “Para mí está muerto”. Si no aceptamos nuestra parte de responsabilidad y reconocemos al otro, no hay posibilidad de resolver el conflicto.
El orden de la pertenencia o inclusión que dice que todos los que son parte de un sistema tienen el mismo derecho a ser incluidos:
No se puede resolver un conflicto en una nueva pareja con nuevos hijos si se excluye del sistema a las anteriores parejas e hijos. Es necesario reconocerlas, agradecerles que hayan hecho lugar a la nueva relación y darles un lugar en sus corazones. No importa si moralmente no se han portado “bien”. El alma no reconoce entre “bien” y “mal”.
Otro orden importante es el de la Jerarquía:
Que dice que quien llegó primero tiene prioridad. En una familia: llegaron primero los abuelos, luego los padres y luego los hijos. Si los hijos no toman el amor de los padres y no reconocen que llegaron primero, tratando con arrogancia de negarlos o sentirse superiores, los vínculos y la vida de la persona no se desarrollará armónicamente. En una pareja que no toma el amor de sus padres habrá conflicto, en una pareja que no reconoce los amores e hijos anteriores, habrá conflicto y solo esto podrá modificarse si respetamos los Ordenes del Amor.
Si bien la teoría de las Constelaciones Familiares es mucho más compleja y tiene en cuenta otros Ordenes, considero que con los descriptos hasta aquí podemos ver que el Amor viene después del Orden y que a veces desde un lugar inocente e inconsciente, llevados por nuestra “buena conciencia”, excluimos generando un desorden en nuestro sistema de vínculos, imposible de resolver, si primero no tenemos en cuenta las leyes de los “Ordenes del Amor”.
El amor llena lo que el orden abarca.
El uno es el agua, el otro el jarro.
El orden recoge, el amor fluye.
Orden y amor se entrelazan en su actuar.
Igual que una melodía, al sonar, se guía por las armonías, así el amor se guía por el orden.
Bert Hellinger
La teoría de las Constelaciones de Bert Hellinger es de una riqueza inconmensurable y su aplicación nos permite abrir un nuevo horizonte terapéutico llegando trabajar en situaciones y conflictos, en la que ninguna otra teoría lo puede hacer. Sólo experimentar la participación de un taller de constelaciones familiares o una sesión con ejercicios sistémicos, permite ver con asombro sus resultados.
Sobre la autora
Lic. Alicia Mabel Alfuso
Terapeuta Floral – Astróloga Humanística
Constelaciones Familiares
Psicóloga Social – Reiki Master
www.mirada-terapeutica.com.ar