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HAMBRE EMOCIONAL

¿Qué es?

Hasta ahora todos habíamos escuchado típicas frases como: Cuando estoy nerviosa me da por comer, cuando estoy triste se me antoja dulce, tengo ansiedad y descontrolo lo que como… actualmente este tipo de frases las englobamos en lo que conocemos como “hambre emocional”.

El hambre emocional suele decirnos:
✔¡ES VIERNES!
✔¡QUE ALIVIO!
✔ME LO GANÉ.
✔¡ME LO MEREZCO!
✔ME LO DEBO.
✔ES PARA CELEBRAR.
✔ES FIN DE SEMANA.
✔LO NECESITO.
✔ES DÍA DE FIESTA.
✔PARA PASAR EL RATO.
✔PARA QUE SE ME PASE LA TRISTEZA.

¿Debemos siempre hacerle caso?

No es solo la ansiedad o la tristeza las culpables de este comer descontrolado o sin hambre real; siempre es más fácil echar la culpa a algo externo que reconocer que son nuestras propias emociones las que nos llevan por este camino.

¿Por qué comés más cuando estás ansioso/a? ¿Por la ansiedad?

La ansiedad es solo un síntoma más de algo que está ocurriendo, algo que te preocupa, algo que te crea una emoción que al no disponer de las herramientas adecuadas para manejarla has utilizado una herramienta inadecuada pero que te resulta eficaz puesto que te relaja momentáneamente: Comer. La comida se convierte en un consuelo, un calmante, una tirita para el corazón, un ansiolítico… adquiere numerosas funciones y ninguna de ella es una función nutricional. Cuando esto ocurre es cuando hablamos del “hambre emocional”.

¿Qué principales diferencias encontramos entre esta forma de utilizar la comida y el comer por un hambre real?

HAMBRE EMOCIONAL HAMBRE REAL
Ocurre de forma repentina Aparece de forma gradual
No eres capaz de posponer Podés esperar para alimentarte
No tienes en cuenta los nutrientes Es una comida saludable y adecuada a tus necesidades
No responden a un horario fijo y socialmente aceptado Responde a los horarios habituales de alimentación
Tu estado de ánimo influye en la cantidad de alimentos Sos capaz de controlarlo que estas comiendo a pesar de un estado de ánimo determinado
Comés sin control ni conciencia Reconocés tu plato de comida y los alimentos que consumís
No disfrutás de los sabores de los alimentos Saboreás y disfrutás de la alimentación
Sentís culpabilidad y malestar No te sentís culpable al terminar
Te sentís desagradablemente lleno al terminar Te sentís satisfecho pero no desagradablemente lleno al terminar

Una vez que le hemos puesto nombre y hemos aclarado en que consiste, ya podemos eliminar las excusas y frases que justifiquen este problema en la alimentación. Si te identificas con lo que estamos hablando es porque deberás averiguar porque estás utilizando la comida de forma inadecuada y deberás aprender otras estrategias más adecuadas para hacer frente a tus situaciones problemáticas.

Y lo más importante, si esto te está ocurriendo, acudir a una dieta estricta y restrictiva no solucionará tu problema; es más, lo aumentará creándote más ansiedad ante las prohibiciones. Debemos de seguir unas pautas nutricionales adecuadas a la vez que trabajás el carácter emocional de estas pautas.

Para TodoSalud
Vera Alaniz
Fuente:www.nortesalud.com

 

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