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EJERCICIOS PARA MEJORAR

ESCUCHAR AL OTRO PARA COMUNICARNOS

Muchos problemas de pareja o familia tienen su origen en la torpeza para escuchar al otro, que impide comprenderle y alimenta el malestar. ¿Cómo corregirlo?

  • Comprender la perspectiva del
  • Hablar con los hijos: acompañar en vez de mandar.
  • Lo que no se dice también es importante.
  • Ejercicios para fomentar la comunicación en familia.
  • Observar la comunicación.

La vida familiar podría compararse a un iceberg: la mayoría de personas solo son conscientes de una décima parte de lo que ocurre, la décima parte que pueden ver y oír. Algunas sospechan que puede haber algo más, pero no saben qué ni cómo averiguarlo. Así como la suerte del marino depende de su conocimiento de que la mayor parte del iceberg se oculta bajo el agua, el destino de una familia depende de saber comprender los sentimientos y necesidades subyacentes tras los acontecimientos familiares cotidianos.

En otras palabras: “¿qué sucede debajo de la mesa?”, escribió Virginia Satir, pionera en comunicación y terapia familiar. Responder a esa pregunta no es fácil. Requiere asumir de entrada que ignoramos muchas cosas sobre quienes conviven con nosotros.
Incluso en una relación íntima cuesta llegar a conocer al otro en su totalidad o expresarse con plena libertad y sinceridad.

Cuidar la comunicación que se establece con los seres más queridos es la única forma de poner luz bajo la mesa. Es también la base de cualquier relación, el valioso puente que permite entender al otro y compartir verdaderamente algo con él.

COMPRENDER LA PERSPECTIVA DEL OTRO

Las tres reglas más importantes para salvar los problemas de comunicación, tanto en el seno familiar como fuera de él, son escuchar, escuchar y escuchar. Si no escucho, por mucho que mi discurso sea interesante, por bien que me explique, no será posible un diálogo y tampoco lo que diga llegará de verdad al otro. La comunicación implica un intercambio: hay una información que va y otra que viene. Una forma sencilla de saber si estamos escuchando es que al menos la mitad del tiempo se dedique a la escucha. Si el tiempo de hablar no iguala al de escuchar, es señal de incomunicación.

Dominar el arte de escuchar lleva toda una vida. Escuchar es una auténtica muestra de amor que requiere vaciarse de los pensamientos, prejuicios y creencias que impiden contactar con el otro.

¿Cuántas veces, en una discusión de pareja, por mucho tiempo que se dedique a hablar de un tema no se llega a ningún acuerdo? Eso indica una falta de comunicación, y suele deberse a que ninguno escucha poniéndose en el lugar del otro, abriéndose a la posibilidad de dejarse influir, de ceder terreno, de revisar su visión de las cosas y así acercarse a comprender la perspectiva de su pareja. Es importante esforzarse para escuchar lo que realmente el otro nos está diciendo y no caer en la tentación de escuchar simplemente lo que ya suponíamos o deseábamos oír. En la pareja se entra fácilmente en la dinámica de escuchar al otro con la intención de confirmar las creencias sobre él, creencias que incomunican. Para romper esta incomunicación es preciso esforzarse por adentrarse en el mundo interno de la pareja dejando de lado el propio y aparcando los reproches.

Para salir de la dinámica del reproche continuo podemos practicar este ejercicio:

Por espacio de diez minutos un miembro de la pareja realiza todos los reproches que necesite al otro, mientras este los escucha en silencio sin posibilidad de replicar ni gesticular.
Transcurrido ese tiempo se invierten los papeles.
Luego los dos se levantan y ya no hablan más de la cuestión.

Sobre la autora: Silvia Díez – Terapeuta gestalt / www.silviadiezmuntane.com

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