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HIPÉRICO

FICHA HERBAL

Las virtudes atribuidas al hipérico (Nombre Botánico: Hypericum perforatum), son cuantiosas. En la medicina casera y como uso tradicional se emplea para curar heridas, llagas, quemaduras y ulceraciones como cicatrizante y antibacteriano, debido a su contenido en taninos y aceite esencial.

Su acción en las heridas, quemaduras y demás traumatismos de la piel se muestra con una actividad antiinflamatoria en los tejidos que rodean a la herida o quemadura, un ligero efecto anestésico local que calma el dolor de forma suave pero persistente, estimulando, además, la regeneración epitelial, disminuyendo la tumefacción de la piel y mejorando el aspecto de la zona dañada, amén de recubrir la zona con piel regenerada. En uso in- terno es la planta con más reputación para tratar los estados depresivos leves y moderados a la vez que actúa contra el decaimiento, mejora la memoria y las facultades cognitivas. Por esta actividad sobre las facultades cerebrales y sus efectos neuroprotectores se encuentran en estudio sus propiedades en el tratamiento del Alzheimer, en los trastornos neurovegetativos asociados al climaterio, insomnio, ansiedad, irritabilidad. Resulta apropiado para una mejora de la depresión de otoño, muy extendida en el inicio de esta estación.

Es un buen digestivo, a la vez que colagogo y colerético, muy buen remedio para la acidez gástrica, actuando la hipericina como inhibidor de la acidez (MAO). También se le conoce su actividad como regulador de la menstruación, afecciones reumáticas, lumbalgia, tonificante y equilibrador del sistema nervioso, antiespasmódico y balsámico. Los extractos de hipérico, estandarizados en hipericina al 3%, se usan para la fibromialgia.

UN POCO DE HISTORIA

Existen dos versiones sobre el origen de su nombre. Una se inclina por la procedencia de la voz griega “hypereikon” hyper (sobre) y eikon (imagen); es decir, considerando a esta planta “por encima de todo lo imaginable”.
En la Edad Media se quemaba en las casas, en las que se creía que se había instalado el diablo, pensando que los demonios odiaban de tal manera el hipérico que no podían resistir la presencia de la planta. Se puede considerar al hipérico como el antibiótico de la Edad Media, por la gran reputación que tuvo en la curación de las heridas de guerra. En el siglo XVI se la conocía como Hierba de las heridas y posteriormente Hierba militar.

MODO DE EMPLEO

El aceite de hipérico se aplica con un algodón sobre la parte dañada por quemaduras o heridas, o masajeando las zonas doloridas por reúma o ciática. Tras la fricción se tapa con una venda para mantener el calor.

Decocción: Poner una cucharada sopera de flores en 200 ml de agua y hervir durante 2 minutos. Filtrar y sin edulcorar beber por la mañana en ayunas, para combatir los parásitos. Se encuentra también en extracto de tintura madre y lo podemos conseguir en dietéticas.

Consultar siempre a un profesional de la salud antes de comenzar tratamientos con esta planta.

Investigación para TodoSalud de Vera Alaniz.

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