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CUIDAR LA MICROBIOTA INTESTINAL

NUTRIR EQUILIBRADAMENTE NUESTRO ORGANISMO

COMIDA REAL: A nuestro intestino le gusta la comida real. Por lo tanto, debemos reducir al máximo los productos industrializados.
TOMAR AGUA: Sí, es algo muy básico y muy descuidado también.
FIBRAS: Algunos alimentos pueden ser intolerantes e incluso desencadenar un funcionamiento intestinal inadecuado, como comer ensaladas, verduras y frutas con piel.
INCLUIR: Jugos verdes sin colar, semillas como la chía y el psyllium.
OBSERVAR: Cuál es la reacción cuando consumimos alimentos con alto potencial alergénico como el gluten, la leche de vaca, los huevos de gallina y el maní.
UTILIZAR ALIMENTOS FERMENTADOS: Probióticos como kombucha, chucrut, kéfir o yogures, puede ser de gran ayuda para mejorar la microbiota.
Los probióticos son microorganismos vivos que al administrarse en cantidades adecuadas, contribuyen a repoblar la microbiota saludable. Sin embargo, vale aclarar, no todos los microorganismos vivos son probióticos. Estos tienen algunas características especiales para que podamos diferenciarlos:
• Ser seguros y resistentes para que lleguen de forma adecuada a colonizar el intestino.
• Cada cepa es específica, identificada y se debe encontrar en la cantidad adecuada.
• Deben tener efectos beneficiosos para la salud demostrados por la evidencia científica.
Para saber si una cepa es beneficiosa o puede usarse como tratamiento de una enfermedad, debe cumplir una serie de condiciones clínicas, respaldadas por ensayos clínicos bien diseñados y con suficiente poder estadístico. Seguramente una de las funciones que más conozcas es la de
modular diversas patologías, por ejemplo, se pueden utilizar para diabetes, obesidad o enfermedades intestinales. Por otro lado, a veces se busca generar un efecto global para contribuir
a un microbioma más diverso y estable, en ese caso cualquier probiótico seguro puede servir.
CALDO DE HUESOS
Remedio antiguo para el mundo moderno, un componente fundamental en tratamientos de diversos trastornos digestivos y autoinmunes.
El caldo de huesos es un aliado para la salud que ha sido utilizado durante siglos por nuestros ancestros como un método tradicional para apoyar al cuerpo y restaurar su vitalidad gracias a sus innumerables propiedades curativas. La glicina ayuda al proceso de desintoxicación del cuerpo y se
utiliza para sintetizar hemoglobina, sales biliares y otros compuestos químicos que se dan de forma natural en el cuerpo. También ayuda a digerir y secretar ácidos gástricos. La prolina, especialmente en conjunción con la vitamina C, promueve la buena salud de la piel. La gelatina, buena para la salud de la piel, también ayuda a la salud digestiva.
El caldo de pollo inhibe la migración de neutrófilos, es decir, mitiga los efectos secundarios de los resfríos, las gripes y las infecciones del tracto respiratorio superior.
ALGUNOS DE SUS PRINCIPALES BENEFICIOS:
• Fortalece del sistema inmunológico.
• Ayuda a sanar el intestino.
• Promueve los procesos de desintoxicación.
• Combate la inflamación.
• Favorece el aumento de masa muscular.
• Fortalece las articulaciones.
• Reduce el dolor articular y la inflamación.
• Mejora el sueño.
• Aporta gran cantidad de vitaminas, minerales, aminoácidos y sobre todo
colágeno.
• Brinda salud a la piel, uñas y cabello.
RECETA
Elaboración:
Mientras más gelatinoso esté el caldo, más nutritivo será. Para hacerlo lo más gelatinoso posible, recomendamos añadir patas de pollo (las garras), patas de cerdo y/o huesos de las articulaciones.
Por otra parte, los huesos de las patas, proporcionan una gran cantidad de médula ósea. La médula ósea también brinda valiosos beneficios de salud.
Pueden hacer caldo de huesos utilizando1 kg de huesos de vaca (pueden ser caracú, osobuco, rabo), pollo entero o huesos de pollo, pescado entero o huesos de pescado (incluyendo la cabeza del pescado), huesos de cerdo.
Diferentes huesos aportarán diferentes sabores.
• Precalentar el horno a 200º C y tostar los huesos entre 35-40 minutos.
• Una vez tostados, llevarlos a la olla donde harás el caldo, añadir 2 cucharadas de vinagre o el jugo de limón. Poner el agua filtrada y dejar reposar
30 minutos.
• Pasado este tiempo, llevar a fuego máximo hasta que empiece a hervir.
Una vez que esté hirviendo, bajar el fuego al mínimo y dejar que se cocine por lo menos 2 horas.
• Al cabo de 2 horas, podés poner zanahoria, apio, ajos, laurel, un trocito de cúrcuma fresca, perejil, 1 cucharada de tomillo o romero y un trocito de alga kombu y dejarlo hervir hasta que estén cocinadas. Cuando el caldo esté cocinado y todavía caliente, colarlo y dejarlo enfriar a temperatura
ambiente.
• Después, llevarlo a la heladera tapado por 8 horas. Te recomendamos que lo guardes en un frasco con una boca ancha porque, al cabo de 8 horas, la grasa se habrá separado del agua y habrá subido a la parte de arriba; así será más fácil retirar el exceso de grasa con una cuchara.
Podemos congelar en porciones lo que no se usará en el momento.
• Es importante añadir 2 cdas. vinagre (no te saltes este paso) para que extraiga todos los minerales y el colágeno de los huesos, con lo cual tendremos un caldo mucho más rico y saludable.
Si tenés inflamación intestinal o haces una dieta, este caldo es fantástico; no dudes en tomar una taza al día.

Investigación de Vera Alaniz, para TodoSalud / www.todosaludonline.com.ar

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