Legado oriental para amar en cuerpo, mente y espíritu.
«El hombre domina su eyaculación cuando logra hacer desaparecer de su mente la ansiedad por obtener sexo rápido y fácil con tal de «desahogar» su instinto sexual. Esto se consigue concibiendo a la mujer no como un «recipiente» sexual sino como una diosa simbólica y terrena… como una Energía poderosa a la que hay que dar lo que desea…»
Para miles de hombres que hoy sufren una de las más frecuentes disfunciones sexuales, la eyaculación precoz, esto puede parecer una utopía. Pero para la siempre vigente ciencia y práctica tántrica el control no sólo es posible, sino indispensable para el crecimiento individual y de pareja. El tantrik sabe que en su ser coexisten funciones inferiores y superiores, que cuando están subordinadas unas a las otras hablan de una evolución superior. Así, el instinto sexual (representado por la urgencia de la eyaculación) está subordinado al control de la mente y ésta, a su vez, a los mandatos de la espiritualidad.
«Se hace sexo con espíritu, sexo con alma, cuando se aúnan la mente y la respiración tanto en los preámbulos del coito como en el desarrollo de la relación íntima.»
Mente y respiración van unidas, se mueven juntas. El dominio de la mente es logrado por técnicas respiratorias. Dominar la respiración es poner control sobre la mente y el semen. Cuando su emisión se controla a voluntad, el hombre se vuelve dueño de sí mismo, y el más apetecible de todos los amantes.
Del libro:
Tantra para occidentales. Ediciones Obelisco. Buenos Aires, 1994.