Sabemos que la vida humana está directamente conectada con el agua, tanto dentro como en el entorno, dependiendo de ella íntegramente. Nuestros cuerpos al momento del nacimiento están compuestos por un 80 % de agua, y éste porcentaje permanece alto a lo largo de toda la vida. Asimismo el 70 % de la superficie de la tierra es agua. Masaru Emoto, un visionario e investigador Japonés contemporáneo, ha demostrado que la energía vibratoria del pensamiento, las palabras y la música, afectan los niveles vibratorios del agua. El observó que cuando pequeñas gotas son congeladas. Los cristales que se forman presentan diversas geometrías dependiendo de los sonidos y/o palabras que se hayan utilizado. El agua de que hablamos es la misma que compone nuestro cuerpo y nuestro planeta. Nuestro cuerpo funciona como una esponja y se compone de billones de células que contienen líquido. La calidad de nuestra vida está, por lo tanto, directamente relacionada con la calidad del agua que incorporamos a nuestro cuerpo y su campo vibratorio.
Masaru Emoto ha documentado estos cambios moleculares en el agua por medio de técnicas fotográficas. Los cristales de agua provenientes de fuentes naturales o tratados con hermosas palabras o música, muestran geometrías hermosas y aspectos luminosos. Cuando el agua es tratada con esencias florales, los cristales de agua tienden a replicar la forma original de la flor. Los cristales de agua proveniente de lagos contaminados o tratada con sonidos desarmónicos carecen de una simetría bien definida y de luminosidad. Se comprobó en un caso que el agua de un lago contaminado cambió a una vibración más alta gracias a que un joven sacerdote japonés envió sus oraciones durante horas. Los amorfos cristales originales se convirtieron en hermosas formas con simetrías hexagonales, reflejando el alto campo vibratorio.
El agua se adapta fácil y rápidamente a lo que esté presente en el ambiente. Es la propiedad de un líquido el fluir siguiendo la forma del sólido que lo contiene adaptándose a este. Sin embargo esta adaptación física no es lo único que acontece ya que también se produce un cambio del campo vibratorio. En éste sentido el agua no sólo tiene la capacidad de reflejar visualmente las características ambientales sino que también, podría decirse, la energía y alma del ambiente.
El hecho de que en muchas culturas el agua sea un símbolo de receptividad, feminidad y represente a la Madre, muestra que es bien conocida su habilidad de recibir y transmitir aquello que esté presente a nivel físico y energético. El agua tiene el poder de sanar cuando recibe Amor y luz almacenando estas energías en su masa fluida y transmitiéndolas por inducción ya sea que ésta fluya o permanezca quieta. La carga del agua es acompañada por energías Luminosas de la Tierra y por otras dimensiones de Luz. Nosotros también podemos lograr esto canalizando Energías Divinas en el agua a través de una correcta intención y/o oración.
En Auroville, una comunidad internacional de la India, se está llevando a cabo una investigación sobre técnicas de dinamización para mejorar la calidad del agua para bebida. He aquí una cita de una de sus experiencias:
«Frecuentemente ocurre que se nos ofrece un vaso de agua cuyo origen es dudoso y en cualquier caso que no posee un nivel vibratorio aceptable. Las manos transmiten la intención de plegaria del operador y pasan al agua el nivel vibratorio de la oración. Pudimos demostrar objetivamente en un laboratorio que el agua de retrete que, según la escala de Boris, tenía una radiación de 4.000 Å (ésta es la vibración de las bacterias y enfermedades» incrementó rápidamente su frecuencia a 8.000 Å por medio de un operador inexperto en el área del magnetismo. Con mayor experiencia, el nivel vibratorio podría elevarse hasta 12.000 y 15.000 Å (este es el espectro llamado de experiencias espirituales). En Aqua Dyn se realizaron experiencias en las que la energía psíquica fue transmitida a un vaso de agua elevando su vibración hasta 20.000 Å+».
Masaru Emoto ha mostrado magníficos cristales de agua, que habían «escuchado» a Bach, Mozart o los encantamientos de un sacerdote sintoísta. El uso de mantras o sonidos sanadores es conocido por su poder de dar propiedades sanadoras al agua.
Las fotografías de Agua Dyn muestran tres tipos de cristalizaciones de cloruro de cobre: la primera de agua de retrete sin alguna orden de cristalización, la segunda de agua dinamizada con la técnica Violeta, y la última de agua a la que se le «aplicó» el mantra conocido en Auroville como «mantra de la Madre» con una cristalización muy clara.
El Agua es un medio receptivo, tiene la capacidad de sanar y por consiguiente es un mensajero mundial de energías curativas. Puede estar calma y rodearnos y sanarnos, o puede estar en movimiento y fluir alrededor nuestro, transmitiendo energías y lavando llevando lejos todo lo que quiere liberarse y qué no está acorde a nuestra verdadera Esencia.
El campo energético humano emite ondas de energía que pueden ser vistas por ojos interiores desarrollados, como diferentes grados de vibraciones sutiles. Este aura refleja tanto geometrías y potencial divino como patrones de pensamiento y emociones humanas.
Cuando estamos conectados con nuestra Esencia Divina, experimentamos alegría y amor y percibimos nuestro campo energético en armónico equilibrio. Cuando nos sentimos tristes o enojados, el campo energético puede tornarse estático o muy turbulento. La relajación por medio de una ducha o un baño, que limpia emociones negativas es bien conocido por todos. Así lavamos y limpiamos nuestros cuerpos físico y energético.
La forma en que el agua ha sido utilizada durante miles de años, nos muestra claramente que ella tiene, no sólo la función de ser receptora y transmisora, sino también la de ser un solvente y absorbente de emociones. El agua tiene el poder único de transmutar la energía creada por emociones. En este sentido el agua refresca, calma y equilibra. Se piensa que esta función está relacionada con las cualidades enérgicas de la estructura molecular de agua. Podemos comprobar que el agua es utilizada para purificar y por la fe en sus poderes limpiadores espirituales, en la mayoría de las religiones tales como del Hinduismo, Cristianismo e Islamismo. En muchos lugares del mundo, se hace referencia a ríos, lagos y manantiales específicos como sagrados, considerando que tienen calidades curativas especiales.
Una molécula de agua consiste en dos átomos de hidrógeno cargados positivamente y un átomo de oxígeno con carga negativa. Esta distribución de cargas asimétrica hace que la molécula funcione como un dipolo, lo que significa que la molécula de agua puede unirse fácilmente a los grupos positivos o negativos de otras moléculas o iones en solución. De esta forma, el agua genera o promueve la ionización necesaria para todos los procesos bioquímicos de formación de vida. La presencia y propiedades del agua permiten la generación de vida desde una célula hasta un cuerpo entero. Toda la vida está gobernada por ondas electromagnéticas.
El agua es la esencia de la transmisión de la vibración de vida. Y si la vibración del agua se eleva, toda la vida será de acuerdo a como se supone que sea…
El uso de agua natural o vitalizada con cualidades sanadoras, nos brindará un sentimiento de bienestar, armonizará nuestro cuerpo e incrementará el nivel de energía y vitalidad de nuestro sistema.
Según la ciencia Ayurvédica, el origen del elemento agua proviene del calentamiento del éter por medio del fuego. Primeramente hubo unidad de conciencia y, a partir de ésta, el sonido cósmico AUM comenzó a vibrar. De las vibraciones del AUM nació el éter, el espacio del sonido silencioso. De los movimientos del éter, el éter en acción, nació el aire. El movimiento del éter generó fricciones y calor, y todo ese calor se unió en luz y creó fuego. El Agua se originó por el calentamiento del éter por fuego y la transformación de elementos etéricos del espacio de sonidos silenciosos en fluidos. Y, finalmente la tierra nació del agua por una posterior materialización, visualizada por el crecimiento de una estrella nonata en fluidos maternales.