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Células madre

El sistema de recolección de células madre es muy sencillo, sólo se requiere que el procedimiento se realice en condiciones de absoluta limpieza (asepsia), tal como la que encontramos en los quirófanos y salas de parto.

Esto debe hacerse dentro de un tiempo prudencial para evitar que la sangre remanente en la placenta y el cordón umbilical se coagule, extremando los recaudos para obtener el mayor rendimiento. Cuanto mayor volumen de sangre se recupere mayor será el número disponible.

En cuanto a materiales, se provee a los padres en el momento de la contratación de una bolsa especial rotulada con los datos de los padres y con las instrucciones técnicas para llevar a cabo el procedimiento y las indicaciones administrativas necesarias para que la muestra llegue al laboratorio en adecuado estado. Son los futuros padres los responsables de llevar el material en el momento en que se vaya a concretar el parto o cesárea y de entregarlo a su médico.

¿De dónde se extraen?

Se pueden obtener una vez que se seccionó el cordón umbilical y antes de la expulsión de la placenta (recolección «in útero»), o bien una vez que la placenta ha sido expulsada (recolección «ex útero»). Es preferible la primera opción, ya que así se aprovechan las contracciones uterinas para «exprimir» la sangre hacia la bolsa de recolección. En ambos casos la recolección se realiza luego de haber sido seccionado el cordón umbilical por lo que la misma no conlleva absolutamente ningún riesgo ni molestia tanto para la mamá como para el recién nacido.

La sangre la suele recolectar el mismo obstetra que asiste el parto o cesárea o profesionales del equipo especializado que son convocados al lugar del nacimiento. Por esto, es importante que la empresa de conservación de células madre sepa quién es el médico a cargo para tener una comunicación fluida y brindarle toda la información necesaria o incluso entrenarlo si fuera la primera vez que lo va a hacer.

Para chequear que la extracción fue exitosa se identifica la presencia de las células progenitoras mediante un estudio de laboratorio que determina la cantidad de células con antígeno CD34 en su superficie. Esas células son las que se necesitan para regenerar, por ejemplo, una nueva médula ósea.

También es muy importante que esas células sean vitales, características que también se estudia. En todos los casos, el laboratorio informa el volumen de sangre recolectado, la viabilidad celular y la concentración de células CD34 positivas. Es decir, los recientes padres tendrán un informe con la cantidad de células madre que han sido obtenidas, aisladas y criopreservadas para su eventual uso en el futuro.

Si bien no todos los cordones umbilicales tienen la misma cantidad de sangre, lo importante es el número de células madre que se extraen, pues éstas pueden ser expandidas en el laboratorio mediante técnicas especiales de cultivo. En este sentido, las bolsas en las que se criopreserva la sangre de cordón deben estar diseñadas como para utilizar un 20% del material criopreservado en forma independiente del restante 80%. Eso permite aplicar, en el futuro, técnicas de expansión sin necesidad de utilizar la totalidad de la sangre almacenada y sin afectar su estado de congelamiento.

Fuera del organismo, estas células no tienen una duración indefinida, es por eso que deben conservarse congeladas a muy bajas temperaturas para poder ser utilizadas en el momento en que se necesiten. Desde que son recolectadas hasta que son criopreservadas (congeladas) no deben pasar más de 48 horas (idealmente menos de 24hs). Durante ese período inicial se mantienen a temperatura ambiente (entre 15ºC y 25ºC).

Por último, también hay que saber que tanto a la madre del recién nacido como a la sangre de cordón se les realizan pruebas para comprobar que no existen enfermedades transmisibles, como sífilis, HIV, Hepatitis B y C, HTLV, además de los estudios de viabilidad, los recuentos celulares y la determinación de la proporción de células progenitoras mediante el estudio del CD34. Todos los resultados son luego informados.

Sobre el autor
Dr. Claudio Chillik
Director Científico de MaterCell
www.matercell.com

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