¿Qué es lo mejor para ellos?
Con frecuencia, los niños expresan deseos de una profesión a futuro. Esto habla de la diversidad, la imaginación y la riqueza de la mente de los niños en desarrollo. Pero también pueden ser indicadores de la fuerte influencia que reciben.
Desde muy pequeños, los niños manifiestan su deseo de ser esto o aquello, desde policía hasta payaso, desde heladero a astronauta. ¿De dónde surge, qué nos dicen estos comentarios? La fuente de donde surgen estas manifestaciones es diversa:
* Culturales: el nivel socio cultural al cual el niño tiene acceso
* Familiares: las ocupaciones que observa en las figuras significativas de su entorno cercano, la satisfacción o insatisfacción que observa en ellos respecto de la tarea que realizan.
* Personales: las competencias naturales del niño
Estos comentarios hablan de la diversidad, la imaginación y la riqueza de la mente de los niños en desarrollo. Pero también pueden ser indicadores de la fuerte influencia que reciben, a veces de la confusión que les genera el futuro, o de una actitud de aplanamiento para ser aceptados con las elecciones que hacen sus pares.
Es bueno considerar que estas manifestaciones son diferentes, según el momento evolutivo en el que se encuentran. Suelen representar una proyección al futuro más que elecciones definitivas.
¿De quién es la duda sobre el futuro? Sin duda es un intercambio entre dos necesidades, entre dos interlocutores. Las personas desde el nacimiento hasta la muerte construimos nuestra identidad, es un largo proceso que se inicia tempranamente. Es por este motivo que siendo adultos encontramos en nuestros hijos el reflejo de aquello que nos impulsa a seguir. El riesgo es forzar al niño más que sugerir alternativas favoreciendo el proceso de elección.
¿En qué se basa para elegir una profesión? El proceso de elección es un fenómeno complejo: hay muchos elementos en juego y muchos interjuegos entre los elementos que lo componen. Actualmente se observa una relación importante con la realidad virtual a la cual los niños tienen acceso. Esto agrega un elemento diferente de elección.
El interjuego se da entre las habilidades naturales y/o adquiridas del niño y la expectativa de los adultos, o lo que el niño supone que mas coincide con lo que él cree que sus padres quieren.
Hay padres que quieren que el niño sea lo que ellos no pudieron ser, y el riesgo de esto es que interfieran u obstaculicen el proceso de construcción de la identidad del niño. La tarea de ser padres y madres exige un diálogo abierto entre los deseos de los padres y los del niño.
LOS MANDATOS FAMILIARES. No es unilineal, es interesante el proceso en los estudios realizados con familias numerosas: un mismo mensaje, escuchado por diferentes hijos es tomado de modo diferente. Algo que para uno representa un mandato ineludible, para otro, es un comentario al pasar, casi olvidado. Por otro lado, no para todas las personas los menajes de los padres son vividos como algo necesariamente negativo. En algunas experiencias, es un ordenador que permite marcar un rumbo en la vida. Muchas personas manifiestan de adultos tener problemas emocionales porque sintieron que les falto una guía, un mandato que marcara un rumbo en algo que vivían. Otros manifiestan que pueden hacer lo que quieren aunque coincida con lo que los padres quieran. Suele ser un indicador que terminó la adolescencia.
La variable que entra en juego es el temperamento del niño. Para algunos niños la presencia del padre se impone evidenciando la inseguridad y la pequeñez que sienten frente a esa figura.
Concretamente, para aprovechar creativamente el deseo infantil necesitamos estar sin apuros, aunque solo dispongamos de 5 minutos, esos 5 minutos estar totalmente con él. Como padres, trasmitimos valores y podemos estar sensibles a los intereses del niño. Compartir nuestro trabajo puede ser una buena experiencia para el niño, siempre que para nosotros sea una fuente de gratificación o de desafío a superar más que la evidencia de frustración, desesperanza, o un camino sin salida. Recordemos que si los trajimos al mundo, somos responsables también de ayudarlos en el complejo proceso de construcción de una identidad saludable, más que resentida. Nuestra tarea es también una responsabilidad social.
Algunas recomendaciones:
* Dejarse sorprender por la manera que tiene el niño coincida o no con la propia expectativa
* Apoyarlo aunque no coincida con lo que hubiéramos elegido como padres
* Pedir ayuda cuando nos sentimos abrumados por la labor que la vida nos presenta cotidianamente en la crianza de nuestros hijos.
Sobre la autora: Dra. Edith Vega
MN 14363
Dra. en Psicología de Fundación Hospitalaria – Fundación Aigle
4781-3897 / 4784-3563
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