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LA LACTANCIA MATERNA

SEMANA DE LA LACTANCIA MATERNA

Es un hecho fisiológico, biológico, natural, pero también es un hecho social, cultural, psicológico, afectivo, vincular, es decir que se encuentra atravesado por múltiples variables.

Cuando hablamos de lactancia materna, siempre estamos contemplando el deseo (o no deseo) que esa mujer tenga de amamantar y también las posibilidades reales y objetivas de hacerlo.
Lo que tratamos de manifestar no es una forma de alimentar sino de saber que el amamantamiento puede tener dificultades y que estas deben ser atendidas por profesionales idóneos o con equipos interdisciplinarios. No porque estos abordajes garanticen el éxito o una lactancia materna exclusiva como ideal, sino para hacer la intervención más ajustada y que encuentre la mayor potencialidad con el apoyo del/la médico/a pediatra, quien le brindará a la madre todo el poder simbólico socialmente aceptado.

Es preciso hacer estas consideraciones porque cuando hablamos de lactancia materna alguien puede sentirse culpabilizada.
¿Por qué? Porque es imposible no pensar en nuestras historias personales. ¿Cómo vivimos nuestras lactancias?, ¿Cuáles fueron las voces y los movimientos que no nos ayudaron? “Quería dar la teta con todas mis ganas y, aun con ayuda, no funcionó”.

Nos importa lo que siente cada mujer, porque ese sentimiento íntimo y personalísimo es el mundo entero de cada una y porque nosotras mismas nos hemos encontrado allí.
Un desajuste en el peso de un/a bebé no se aborda solo con leche de fórmula. Las indicaciones respecto a la introducción temprana de fórmula son una práctica común (aun cuando la madre no lo desea) que tienen la intención de resolver el síntoma y no la causa.

Ahora bien, esto no equivale a decir que dar la teta sea fácil, sin dolor, sin costo. La lactancia materna es un complejo fenómeno atravesado por múltiples variables que lo condicionan, determinan y pueden modificar no solo el proceso biológico de producir leche (inherente a todos los mamíferos), sino también la transferencia de leche, la efectividad de la prendida, etc. 

La idea de que la lactancia es un proceso innato, natural, fisiológico y biológico, se inscribe en una mirada parcializada y biologicista que entiende al sujeto humano con características que no corresponden a nuestra especie. Somos animales mamíferos pero racionales, vinculares, relacionales, con estructura psíquica, con inconsciente, con vivencias, por lo tanto, seguir hablando de la lactancia solo como fenómeno biológico es como hablar de la maternidad como de un saber y un amor maternal instintivo.

La lactancia es una experiencia muy potente en la vida de una mujer y queda inscripta en el conjunto de experiencias que hacen al embarazo, parto, nacimiento y la crianza de nuestros hijos e hijas.

Nadie duda de los beneficios incalculables que posee la leche humana. Es un fluido vivo que se modifica permanentemente según las características específicas del/la bebé que lacta, previene enfermedades, transmite los anticuerpos maternos, y -como si esto fuera poco-, las interacciones entre la saliva del/la bebé y la leche materna no solo regulan el microbioma oral de los neonatos sino que modifican las características de la leche en función de las necesidades del/la bebé. 

La leche humana es apasionante, su producción y génesis encierran fantasía y perfección. Sin embargo, la lactancia materna es un suceso completo y complejo de interacción, que implica algo más que solo leche.

La maravilla de este fluido y sus características biológicas no están por encima de ningún deseo, ni de las condiciones singulares de cada díada. La calidad de la leche humana es innegable tanto como la calidad de vida de una familia a la que no se le niega ni se le quita ningún derecho tan solo por temor, por intervencionismo o simplemente por desconocimiento.

La lactancia materna es autonomía, es poder, es independencia, es la muestra flagrante de que no puedo comprar vida en el supermercado, y que quien dio la vida a ese ser puede mantenerlo con vida a través de su propio cuerpo.

Del libro:
Todo lo que le pasa a tu bebé, no tiene que ver con vos. Autoras:  María Paura Díaz de Arcaya y María Lucrecia Parreño.
Editorial: Dunken

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